Los estudiantes y maestros narraron sus experiencias

Exploraron la autobiografía

Los estudiantes y maestros narraron sus experiencias

Exploraron la autobiografía
Los estudiantes y maestros narraron sus experiencias

La compilación de escritos que integran el libro Autobiografía: la memoria del yo, surgió de un curso del mismo nombre impartido por Leda Rendón y Eleonora Salinas, “en el que hubo una revisión cuidadosa de textos y material audiovisual que marcaron las pautas de reflexión en torno a la literatura del yo”.

De acuerdo con el prólogo del libro, esta compilación reúne textos de  alumnos y profesores que experimentaron la importancia de la lectura para escribir textos, los cuales respondieron a una estructura literaria, “porque nuestro oficio es narrar, narramos nuestra propia vida, así como la de los otros”.

Las también compiladoras señalaron que entre las obras elegidas para trabajar en el curso se encuentran Definir la autobiografía, de Philippe Lejeune; Los usos del relato, de Jerome Bruner; Y el cerebro creó al hombre, de Antonio Damasio; El placer del texto, de Roland Barthes; y Memoria y vida, de Henri Bergson, entre otros.

Además, las profesoras explicaron que esta selección fue realizada para ofrecer al alumnado y al profesorado autores de reconocido prestigio: “nos interesaron escritores que ofrecieran modelos auténticos para la gama de emociones de las y los asistentes; la autobiografía requiere abordarse con profundidad en el bachillerato”.

En ese sentido, apostaron por trabajar las inquietudes humanas complejas como las de Thomas Bernhard, “que no se cansó de hablar de los horrores del Holocausto, introyectado ya como parte de la cultura contemporánea; podríamos datar su principio con la explosión en Hiroshima y Nagasaki. Todos estamos marcados por ese Big Bang”.

Lo mismo sucede con las experiencias de Amélie Nothomb, “que comenzó a ser adicta al alcohol con apenas cuatro años de edad porque se tomaba los residuos de las copas en las numerosas fiestas de su casa. Su nacimiento, sus viajes constantes y su vida como hija de un diplomático podrían ser experiencias lejanas para varios y, sin embargo, hablan de lo humano, de ese yo bífido que tenemos”.

Las compiladoras consideran importante el centrar la reflexión profunda del yo, no en un sentido terapéutico o de autoayuda: “la literatura no es terapia. La literatura es una exploración de los diferentes matices del alma humana, de la cultura, de la belleza, de la historia si se quiere. La literatura también divierte, pero sobre todo nos invita a pensar el mundo, a pensarnos en él”.

Por lo anterior, a partir de los autores elegidos, tanto de ficción como teóricos, indicaron que se tejió una red de correspondencias: “durante el curso-taller observamos que hubo dificultad para experimentar con lecturas más prolongadas y que, en general, se prefieren los textos que no cuestionan las preconcepciones literarias”.

 

Los escritos

En “El Taller del Espíritu”, Luis Felipe Badillo comparte parte de su historia en la infancia y adolescencia a través de fragmentos, en los que el lector puede imaginar su vida al lado de su padre enfermo, quien murió joven, pero le dejó varias lecciones.

En “Enojo robado”, Teresa Hernández hace un recuento y análisis de porqué tiene una arruga en el entrecejo que le da la apariencia de enojo. La autora relata cómo la ha acompañado en su vida y cómo ha tratado de eliminarla sin éxito, sin embargo, entre los remedios llega a la espiritualidad, la cual le ha proporcionado paz pero no ha eliminado la arruga en el entrecejo.

Angélica Huertas colabora con “Dios existe”, donde platica una experiencia que la transformó e invita al lector a observar detenidamente lo que le rodea y apreciarlo para nutrir el espíritu y generar paz, tan necesaria en el mundo acelerado.

“Cúrcuma manito” es un relato impresionante en el que María del Rosario Rodríguez da cuenta del estrés que significa atender a un familiar con una enfermedad crónica y degenerativa, el buscar alternativas para que la vida de ambos sea más llevadera y lo difícil de esta cruzada.

Rebeca Rosado habla de un aspecto de la vida muy fuerte: la ausencia de un ser querido. Ante la muerte de su padre y lo duro del duelo, ella expresa en “El Colibrí” que ha experimentado subidas y bajadas.

En “Amargarse la vida es fácil”, el autor Pablo de Jesús Sánchez hace una profunda reflexión de una relación amorosa que terminó, analiza sus propias fallas y las de su pareja, pero lo importante es que enfoca sus ideas en su propio comportamiento.

Melany Andrea Hernández relata la historia de sus padres y la suya en “El amor en la familia”. En este escrito, habla cuando su madre forma una familia con otra persona, el reencuentro con su padre y sus cuatro hermanas, la convivencia y la triste enfermedad de una de ellas.

“Encuentros con la huesuda”, “Yo”, “La génesis del dolor”, “La Narrativa en un par de zapatos”, “Me, Myself and I”, “Un texto o un sueño”, “No sé qué hacer”, “Mi tipo de cuerpo”, “Ciclo de luz y sombras”, “Los nardos blancos”, “Ansiedad” y “Mi cuerpo y el caos” completan los relatos de este libro.

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