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Cuento contra el feminicidio

El profesor ganó un certamen literario; puede abrir el diálogo sobre el tema de la violencia contra las mujeres, opina

Cuento contra el feminicidio
El profesor ganó un certamen literario; puede abrir el diálogo sobre el tema de la violencia contra las mujeres, opina

Por la creación del relato “La luciérnaga”, Arturo Gerardo Amaro Ávila, profesor del plantel Vallejo del Colegio de Ciencias y Humanidades, resultó ganador del Primer Concurso de Cuento con Causa “Ángel de Campo” Ni una más, ¡Alto al Feminicidio!

“El reconocimiento cambió mi vida, porque es un premio a nivel nacional. De esta manera, tuve la oportunidad de mostrar otra parte de mi formación como escritor”, refirió el también prolífero dramaturgo, cuyas obras han sido representadas desde que comenzó su carrera profesional, cuando egresó, hace 33 años, de Literatura Dramática y Teatro, carrera que se imparte en la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) de la UNAM.

“El cuento trata el caso de una madre que sufre el secuestro y muerte de su única hija adolescente y es narrado con humor negro; en el relato se muestran las fallas del sistema judicial que padece tanto la víctima como el victimario, con un final sorpresivo para el caso”, explicó el profesor Amaro, quien tiene 30 años de servicio docente e imparte la materia de Taller de Lectura Redacción e Iniciación a la Investigación Documental (TLRIID).

Para la creación de su cuento, el maestro –nacido cerca del barrio de Tepito y quien debió trabajar desde los 15 años cuando murió su madre y su padre regresó a Guadalajara– se inspiró en una nota publicada en la red social Facebook. El caso llamó su atención, pues hablaba del trabajo de Los Escarabajos, personas que se dedican a desenterrar cadáveres en zonas abandonadas. Otra parte de su relato está basada en historias que escuchó acerca de personas que han pasado por fuertes experiencias relacionadas con la búsqueda de cadáveres en fosas clandestinas.

El cuento, consideró Amaro, “puede ser de utilidad en las aulas del CCH, pues los jóvenes podrían abrir el diálogo sobre el tema de la violencia hacia las mujeres, el feminicidio; quizá puedan animarse a escribir temas que les interesen”.

 

Letras y terapia

Al referirse al ejercicio de la escritura, Amaro mencionó que esta actividad creativa le ayudó a sobreponerse a la pérdida de sus padres, pero también a ser optimista, a no deprimirse. “Porque la escritura es uno de los recursos para estar en paz con uno mismo e incluso puede ser terapéutica, si uno así lo decide”.

Asimismo, a los alumnos interesados en iniciarse en la escritura les recomendó leer todo tipo de textos literarios y analizarlos, “leer con atención los clásicos de los géneros que más llamen su atención y gusto para que, una vez que se den cuenta de cómo abordan los escritos, puedan hacer los propios”.

Para finalizar, quien también fue alumno del plantel Vallejo, generación 1977-1979, manifestó sentirse contento por el logro y animado en participar en el próximo Premio Nacional de Dramaturgia, pues consideró cumplir con los requisitos para ser acreedor a la distinción.

Arturo Gerardo Amaro Ávila es autor del libro Diez obras de los bajos fondos, publicado en 2004 y en el que reúne una decena de piezas de su autoría en una edición independiente. Entre las obras incluidas están “Restos humanos no identificados”, “Cuando el miedo no descansa”, “Para romper el silencio” y “Los nuevos alquimistas”.

El certamen literario es convocado por la Fundación Reconstruyendo el Tejido Social (RETES) A.C y la Ciudad de México, donde participaron más de 460 trabajos provenientes de todo el país.

El nombre del certamen también rinde un homenaje a Ángel de Campo, un periodista y narrador costumbrista mexicano, nacido en 1868 y fallecido en 1908. De Campo, que firmaba sus textos con los seudónimos “Micrós” o “Tic Tac”, fue conocido por su gran preocupación por el ámbito social y también porque se le considera uno de los mayores precursores de la llamada novela realista.

Ángel de Campo, según la historia literaria de México, utiliza la ironía en sus obras para abordar “la transformación del arte en producto de consumo por un público burgués y para ilustrar las diversas esferas de la vida pública”.

Su esquema de construcción narrativa, se ha señalado, es recurrente: “todo sucede en un ambiente totalmente urbano, en la Ciudad de México, y sus personajes se originan en una condición social inferior, en una marginalidad signada por los orígenes y acentuada por los usos y costumbres de una sociedad inequitativa”.

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