Feria Felina

Crónica

Un llamado a la solidaridad “para leerse mutuamente”

Crónica
Un llamado a la solidaridad “para leerse mutuamente”

La explanada del plantel Naucalpan se preparó desde temprana hora; los stands con cajas de libros y otros materiales impresos se apilaban sobre las mesas que, de extremo a extremo, esperaban a los jóvenes visitantes , quienes, de forma curiosa, se acercaban, mientras esperaban sus clases, otros aún en sus salones no advertían el ajetreo por la bienvenida a los invitados honor de esta jornada: los libros.

Engalanaron esta cita cultural la poeta Dolores Castro y hombres y mujeres que han dedicado gran parte de su vida a las letras: el Taller El desierto y la fuente, comitiva que denotaba nervios al dar los últimos detalles a lo que sería la lectura de sus versos, pero, al mismo tiempo, sonreía y posaba para la foto del recuerdo con los globos que anunciaban el cumpleaños 99 de la también crítica literaria mexicana, fallecida dos días después de la inauguración.

Correspondió al director del plantel, Keshava Quintanar, recordar cómo la lectura y la escritura han sido una tarea que con gusto han llevado a cabo en este centro escolar y que este ánimo lo quieren compartir con otros, al exponer parte del trabajo editorial que había dado voz tanto a estudiantes como a profesores, y que hoy se perfilan como jóvenes promesas en el arte de escribir.

Luego llamó a las cerca de 40 casas editoriales que se sumaron a esta fiesta, a generar una red de solidaridad, de apoyo colaborativo, “y a que nos leamos mutuamente”.

Las palabras de la poeta Dolores Castro también se sumaron a la idea de impulsar la lectura y la escritura, y puso como ejemplo el trabajo que ha desarrollado por tres décadas a través de su taller de poesía, pero también se emocionó de saber la gran cantidad de publicaciones que se pueden encontrar en la Feria Felina, “quisiera llevarme todos estos libros, pero procuraré, al menos, tener una buena colección”, y empezar a leer.

Y circularon las palabras que surgieron durante el confinamiento, provocado por la emergencia sanitaria: temor, dudas, tristeza y angustia; de igual manera, la idea de que todo tendría que pasar y se volvería a salir a las calles a reunirse con las personas. Títulos como Huye de la fatalidad, de Elisa Buch; Fragmentada, de Jacqueline Padilla Uribe; Molino del tiempo, de María Elena Leal Lucas; o Cantos sagrados, de Adriana Gracida, fueron ejemplos de esos recuerdos.

“Para mí es un gran honor y gusto estar nuevamente en mi plantel, soy generación 81. Veo que ha cambiando un poco, pero aún conserva aquello característico: sus aulas, jardines, se siente una emoción venir y compartir un poco de poesía aquí”, señaló Miriam Soubran Ortega, integrante del taller.

Esta misma condición la experimentaron los estudiantes, quienes, al término de sus clases, se encontraron con los aparadores repletos de libros, separadores originales, torres completas de revistas, tarjetas y diversos títulos, algunos de ellos a bajo precio, como lo destacó Josafat Nava Franco, al buscar en una “montaña de textos” los que más le atrajeran.

“Me gusta leer de todo un poco, busco novelas con enfoque social. Ya hacía falta volver a la escuela con estas actividades”, consideró; mientras que para Itzel Rodríguez Sánchez, después de varios meses de no asistir a clases, escuchar a una cantante de música clásica en vivo, en tanto recorría los módulos, fue baste agradable.

Coincidió con ella Paulina Nicole Balan Victoria, de sexto semestre, al señalar que las ferias de libros son una actividad que aprecia mucho, es la primera vez que vengo a la escuela después de dos años, me alegra mucho saber que se están organizando estas exposiciones, ya son mi perdición; me gustan los  textos de ciencias, así que buscaré algunos.

Ejemplares de ciencia ficción, de terror, policiaco, también de poesía, ensayos, revistas, pero también libros de texto son los que se pueden encontrar en los diferentes módulos, según constata Virginia Guzmán, de Tirso Editorial, quien recordó que el vínculo de colaboración con el CCH es ya una tradición, por lo que la comunidad del plantel Naucalpan podrá encontrar una amplia diversidad de literatura abierta, pero también aquella que apoya los contenidos de cada una de las asignaturas.

El vaivén no cesa y el turno vespertino se incorpora poco a poco a sus actividades, comentan entre ellos y se detienen a observar cuando un título les atrae, algunos de ellos recuerdan que tienen clases, pero se prometen volver cuando concluyan y así encontrar una lectura que los atrape, y ojalá lo haga de por vida.

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