Maricela Álvarez Pérez

Maricela Álvarez Pérez

Se conmueve por muestras de gratitud en las redes

Maricela Álvarez Pérez
Se conmueve por muestras de gratitud en las redes

Una medalla, por 50 años dedicada a la docencia, reconoce a Maricela Álvarez Pérez y de inmediato la hace retroceder en el tiempo y recordar con nostalgia su llegada al Colegio de Ciencias y Humanidades para el ciclo escolar 1972-1973, cuando le tocó el Laboratorio número siete, del turno vespertino, donde atendía a  alumnos mayores en edad que ella.

“Antes de ingresar, había que tomar un curso donde los aspirantes fuimos alumnos. Nos hablaron del Modelo Educativo, presentamos una investigación y nos dieron una idea de cómo deberíamos trabajar con los alumnos. Desde entonces, trabajo muy a gusto dando clases y procuro que sean dinámicas. Los alumnos son conscientes que vienen a aprender, al menos la mayoría, y eso contribuye a elevar la calidad académica”, dice durante una charla.

Para la maestra de Naucalpan, ha sido muy satisfactorio saber de aquellos que, al término de su bachillerato, eligen carreras como medicina, veterinaria, en fin, todas las del área dos, y señalan que su materia ha sido de mucha utilidad en su profesión. “Ahora, a través de las redes, los alumnos me agradecen lo que aprendieron en las clases y eso ha sido muy satisfactorio. Cada que lo hacen me emociono bastante y con eso doy por pagado mi trabajo”, sostiene.

Álvarez Pérez también ha realizado un importante trabajo colaborativo con sus pares. “Hay mucha vida académica en las áreas y formé parte de varios seminarios donde se trabajaron guías de estudio, programas operativos, prácticas y experimentos que previamente se probaron en clase, además de la elaboración de antologías”.

 

La jubilación no es para mí

“La docencia ha sido mi vida; tengo vida familiar pero la docencia ha sido muy importante”, asegura al recordar que sus hijas le llegaron a recriminar ser “como huérfanas” cuando no podía asistir a los eventos escolares.

Cuando cumplió 40 años de docencia pensó en jubilarse, hizo el trámite y de pronto se sintió deprimida. “Pensé que dejar de trabajar era triste y me retracté. Hoy tengo energía y me siento bien. Un año, dos o más, espero seguir, por ahora no pienso en la jubilación”, asegura la maestra, a quien el CCH la cautivó por su libertad de cátedra, trabajo colaborativo y por el interés de los docentes por aprender, actualizarse y preparar las clases.

“Gracias a todos los que hacen posible que las cosas salgan bien en el momento que se necesita”, finaliza la entrevistada. 

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