Desde que el joven ingresa a un CCH establece un compromiso de continuar con sus estudios y cumplir con un propósito vital, aseveró la psicóloga Julia Gaspar en la plática “Proyecto de vida y elección de carrera”, transmitida el pasado 15 de enero a través de la página de Facebook del Departamento de Psicopedagogía del plantel Oriente.
El proyecto de vida, comentó, puede definirse como “el conjunto de metas, ideas, estrategias y deseos que una persona hace en distintos momentos de su existencia”, y que en el caso de los jóvenes empieza a determinarse con mayor claridad a partir de la selección de carrera.
Para ello, deben considerarse los objetivos planteados y los medios y estrategias con los que se cuentan para lograrlos. Además, en el joven influyen la familia, sus aspiraciones, talentos y capacidades personales.
Así, subrayó Gaspar, los adolescentes deben tener metas claras y autocontrol. Esto significa privarse de recompensas inmediatas para obtenerlas a futuro. Así, deben llevar a cabo actividades productivas (tarea o estudiar) y aplazar aquellas que pueden ser agradables, como chatear o ir a una fiesta, pero que pueden perjudicar el rendimiento escolar. El autocontrol, enfatizó, implica aplazar momentos de placer inmediato.
También es necesaria la motivación, que suele variar. Por ejemplo, durante la pandemia se pudo experimentar una pérdida de motivación, pero es necesario superarla. Para que lo anterior resulte productivo, el alumno debe preguntarse qué desea lograr en los próximos años, a nivel profesional y personal, a corto o largo plazos.
Es fundamental identificar y analizar las ventajas con las que se cuentan y los obstáculos a superar, así como las acciones a seguir para cumplir los planes proyectados.
A decir de Julia Gaspar, los recursos que le facilitan la labor al joven son el apoyo familia, los conocimientos proporcionados por la escuela y compañeros con proyectos de vida similares.