Con 17 años, gusta de tocar la guitarra acústica, pues sus seis cuerdas emiten notas musicales diáfanas, precisas; le apasiona, al mismo nivel, jugar basquetbol y representar a su escuela de bachillerato en torneos universitarios. Sin embargo, lo que más disfruta es conocer temas nuevos de las materias de ciencias experimentales: biología, física y química, así como asuntos relacionados con la salud y el comportamiento humano.
Es 1971 y el joven de 1.80 metros de estatura, que invierte más de una hora de la mañana en transporte público para llegar de la zona del aeropuerto al plantel Vallejo, todavía no sabe que llegará a formarse como un psicólogo especializado en la atención de niños y adolescentes con padecimientos oncológicos. Mientras tanto estudia, toma con atención todas sus clases y asiste a la biblioteca a investigar por su cuenta.
Después de algunos años de haber egresado de su querido plantel Vallejo, escribirá libros y diversos artículos sobre temas de su especialidad, para compartir sus puntos de vista y los resultados de sus indagaciones con colegas y personal de la salud, dentro y fuera del país.
Y también ejercerá la docencia en la Universidad Nacional Autónoma de México, que lo ha cobijado académicamente desde adolescente, y en la Universidad Anáhuac de Querétaro, su nueva casa. Con el tiempo también formará una familia de la cual surgirán profesionistas universitarios que le darán nietos inquietos, divertidos y soñadores como él lo fue.
El protagonista de esta historia llena de curiosidad científica y pasión por aprender es José Méndez Venegas, quien hace medio siglo formó parte de la primera generación del plantel Vallejo, del Colegio de Ciencias Humanidades, que en 1971 se fundó para convertirse en una referencia académica por su innovador sistema de enseñanza.
El profesional del presente
Hoy, Méndez Venegas tiene 67 años y funge como coordinador del servicio de Psicooncología Pediátrica del Hospital Infantil Teletón de Oncología, en Querétaro.
“Mi vida personal y profesional inició en 1971, en el plantel Vallejo del Colegio de Ciencias y Humanidades. Fueron tres años maravillosos en donde aprendí mucho de los profesores que nos motivaron con su ejemplo a aprender e investigar los temas de sus asignaturas, a hacernos de valores éticos y morales, y de creer en el logro de los sueños con trabajo, disciplina y esmero”, relata el especialista que se tituló por la Facultad de Psicología de la UNAM.
“A muchos de nosotros, el CCH nos dio estrategias, técnicas, habilidades y principios para ser lo que somos, es decir, mejores personas y profesionales”, explica Méndez.
“Pero el CCH también nos enseñó el valor de la amistad, respeto y solidaridad hacia nuestros semejantes”, menciona el psicólogo y en ese momento recuerda a su amigo de generación Julio César Morán, doctor en Historia por la Universidad Nacional.
Aplica lo aprendido
Al referirse al trabajo que desempeña actualmente, señaló que en los últimos 25 años de su quehacer profesional se ha especializado en pacientes oncológicos, desde el punto de vista de la psicología.
“Eso me ha dado la oportunidad de crecer profesionalmente, viajar, ofrecer conferencias, publicar artículos en revistas especializadas, en el país y también en España, Brasil y Estados Unidos. Asimismo, tener la experiencia de escribir libros como Manual de cuidados paliativos pediátricos. Esto también se lo agradezco al CCH, porque en Taller de Redacción y de Redacción e Investigación Documental de aquella época nos enseñaron las habilidades del pensamiento escrito”.
Otra de las habilidades que le dio el Colegio fue aprender a hablar en público y defender sus puntos de vista con argumentos. “Tal vez por esa razón fue que me interesó la docencia, que ejercí algún tiempo en la Facultad de Psicología de la UNAM y ejerzo en la Universidad Anáhuac de Querétaro”.
Méndez Venegas considera que, para mejorar la formación de los jóvenes del bachillerato y la universidad, hay que fomentar “el respeto por la escuela y los profesores, padres de familia y personas mayores; tolerancia hacia las personas e ideologías”. Y se pronuncia por recuperar los valores éticos, “ya que en los últimos 30 años los jóvenes, de manera general, han perdido todo eso”.
El psicólogo expresa cómo se ve en el futuro inmediato: “Seguir disfrutando del trabajo que hago en el hospital de oncología, dedicar mayor tiempo a mi familia y nietos, y concluir un libro que estoy preparando, porque me considero una persona inquieta y con ilusiones para disfrutar cada momento de la vida”.
