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Exposición en el Museo Experimental el Eco

Establece un diálogo reflexivo con la arquitectura de Goeritz

Exposición en el Museo Experimental el Eco
Establece un diálogo reflexivo con la arquitectura de Goeritz

El Museo Experimental el Eco inauguró El Eco de un pasillo, proyecto ganador del concurso Pabellón Eco 2025, organizado en torno al tema “Invariantes habitables” y la curaduría de Luis Aldrete. La propuesta, del despacho tapatío Mendiola Arregui, reproduce los muros del pasillo de acceso al museo en el patio central, dividiendo el espacio en dos secciones, una de ellas con una banca amarilla que dialoga visualmente con la torre vertical del lugar, generando una experiencia arquitectónica única.

Desde su creación en 2010, el certamen convoca a arquitectos a diseñar espacios efímeros que propicien reflexión y diálogo con la obra de Mathias Goeritz, autor del recinto. Este año, el jurado —integrado por Luis Aldrete, Fernanda Canales y Héctor Zamora— eligió por unanimidad la propuesta por considerar que “responde con contundencia al planteamiento curatorial y establece un diálogo reflexivo con la arquitectura de Goeritz”.

Pablo Landa, director del museo, afirmó que el proyecto remite al valor de la sencillez y la repetición en la arquitectura cotidiana. Mientras, para los autores, la intervención no pretende imponerse, sino generar experiencias emocionales desde el trazo y la geometría preexistentes. El uso de la misma tonalidad en los muros refuerza la integración del conjunto, y la banca se pensó como un nexo entre los elementos principales del patio, buscando provocar un recorrido íntimo y silencioso, que invite a una experiencia personal y recogida dentro del espacio.

Como complemento, se presenta la exposición Elevaciones y desplantes, curada por David Miranda, que profundiza en el pensamiento espacial de Goeritz.

La muestra incluye material documental de tres colecciones (incluida la del museo) y pone en diálogo sus ejercicios escultóricos con ideas educativas del siglo XIX, la Bauhaus y figuras como Paul Klee. Miranda subraya que Goeritz, más artista que arquitecto, construía desde la emoción y no desde la función. 

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