El hecho de ser invidente no le representó un obstáculo a Luis Antonio Torres Cervantes cuando cursó su bachillerato en el plantel Naucalpan del CCH. Día a día, acudió a sus clases, trabajó con ahínco, participó en equipo y, sobre todo, se asumió como responsable de su propia formación académica.
Siempre supo, afirmó, que sus metas en la vida dependían mucho de su preparación académica, apoyado en sus profesores, pero también de su esfuerzo individual. Por ello nunca le pasó por la cabeza claudicar y, justo por ello, aprovechó cada clase que tomaba.
De hecho, además de cursar su bachillerato en el Colegio de Ciencias y Humanidades, Luis Antonio asistía a una escuela especial para invidentes, donde practicaba diversas actividades como el sistema braille, herramientas de aprendizaje que lo apoyaban para tener un mejor desempeño.
En la historia de vida de Luis Antonio, publicada en Gaceta CCH número 1245, correspondiente al 4 de octubre de 2010, se destaca que el alumno invidente obtuvo dos reconocimientos en el Estado de México: el Premio Estatal de la Juventud, en la categoría de Superación de Jóvenes con discapacidad (14-17 años), y el premio de la Juventud Naucalpan, en la rama de capacidades diferentes y su integración. Tales distinciones otorgadas por su estado natal representaron, enfatizó el joven, “un estímulo a su labor cotidiana y la de su familia que lo apoya”.
Pero los galardones del ayuntamiento mexiquense no fueron los únicos que recibió. El plantel Naucalpan le otorgó también un reconocimiento a Torres Cervantes en 2010 “por su esfuerzo y compromiso”. En aquel momento, la dirección de la escuela subrayó que el hecho de ser invidente no le impidió a Luis Antonio “realizar apropiadamente su trabajo escolar, desarrollando sus habilidades y poniendo en práctica el Modelo Educativo del Colegio, además de adaptarse a las circunstancias del entorno”.
Durante aquella ceremonia, el director del plantel, Víctor Esteban Díaz Garcés, felicitó a Luis Antonio y lo exhortó a “continuar por el mismo sendero de logros, compromisos y superación, porque obtendrá beneficios personales y sociales “con lo cual pones en alto el nombre de la institución”.
En su oportunidad, Luis Antonio expresó su agradecimiento y la satisfacción por haber recibido los dos premios, el estatal y el municipal; sin embargo, el reconocimiento de la Universidad Nacional le representó “un honor y una gran motivación para continuar con los retos”. Conmovido, agradeció también a sus compañeros, profesores y familiares por el esfuerzo compartido para el logro personal y académico.
Después, María Cervantes Cano, madre del premiado, expresó orgullo por su hijo, quien ha demostrado la capacidad para desarrollar sus estudios y dijo que es un privilegio ser mamá de un joven comprometido y entusiasta que valora el esfuerzo realizado por todos los involucrados en su desarrollo.
Asimismo, indicó que el trabajo llevado a cabo por su hijo es arduo, ya que diariamente elabora sus tareas en braille y posteriormente sus familiares transcriben la información para que Luis la entregue al otro día a sus profesores. El proceso de estudio, dijo, le permite aprender y consolidar sus conocimientos.
Luego de egresar del CCH, Luis Antonio cursó la licenciatura en Pedagogía en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, escuela en la que aprecia mucho el ambiente de las aulas y, por ende, la capacidad de socialización de sus compañeros.
“El reconocimiento de la Universidad representa un honor y una gran motivación para continuar con los retos”.
Luis Antonio Torres Cervantes