Nena: se le ha visto llorar en backstage

En la memoria de los cuerpos

Destacan su naturaleza colaborativa y experimental

En la memoria de los cuerpos
Destacan su naturaleza colaborativa y experimental

A partir del diálogo entre las generaciones de jóvenes de creadores del cuerpo y del arte sonoro, cinematográfico y videográfico, “sobre todo de jóvenes que conciben las rutas del arte desde una forma más expandida e interrelacionada”, celebran el centenario del nacimiento de la maestra, bailarina, directora y coreógrafa Guillermina Bravo, “un pilar para la danza mexicana, no sólo moderna y contemporánea sino para la danza mexicana en todas sus manifestaciones, géneros y posibilidades”, señaló Evoé Sotelo, directora de Danza UNAM.

Un homenaje desde la visión artística de Aura Arreola y Guillermo Aguilar, quienes ofrecieron las producciones En la memoria de los cuerpos, y Nena: se le ha visto llorar en backstage, respectivamente, para recordar el legado de “una mujer que siempre estuvo interesada en procesos colaborativos, en pensar el cuerpo de una forma que generara siempre un debate crítico con respecto a su tiempo”, destacó la funcionaria universitaria.

Ambas obras “hacen visible, por un lado, el paso del tiempo, el paso y el movimiento del pensamiento del cuerpo en el arte mexicano, y, por otro lado, hace visible que el arte dancístico tiene que ver en todo momento con el convocar, con el generar estos vínculos con otros y otras para generar sentido”, describió.

Éstas “se crearon en colaboración con destacados artistas del ámbito musical, videográfico cinematográfico mexicano, estableciendo puentes de intercambio de investigación y experimentaciones entre disciplinas. Fue un ejercicio inquietante supervisar, revisar, aproximarse al legado, a la obra de un ícono de la danza, que en su momento fue una mujer activa en estos trabajos colaborativos y que de alguna manera marcaron cierta pauta”, informó Juan Ayala Méndez, secretario técnico de Planeación y Programación de la Coordinación de Difusión Cultural.

Al respecto, Aura Arreola refirió que En la memoria de los cuerpos escapa a los archivos oficiales, se trata de “una Guillermina que está en un momento de experimentación, cuando no es el personaje mítico, a los 25 años experimentando con cuerpos no muy entrenados en danza, con niños. El detonador es qué hubiera pasado si Guillermina hubiera continuado coreografiando otros cuerpos no entrenados en danza y cuáles hubieran sido esos hallazgos”.

Por su parte, Guillermo Aguilar comentó que la artista es un personaje muy icónico que conocemos, pero que al mismo tiempo desconocemos, “era un personaje muy ajeno a mí.  Fue darme cuenta de esto y con esta invitación tuve que adentrarme a su universo y conocerla desde la mirada de otras personas, de lo que otros han escrito de ella y a partir de ello me encontré afín a los temas que ella abordaba e investigaba, temas, que quizá los coreógrafos contemporáneos no volteemos a ver en forma consciente, y los rescaté y abordé. Para ello, retomo tres temas: los mágicos rituales indígenas, temas urbanos y el espacio como figuras geométricas”.  

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