Rubén Púas Olivares

Rubén Púas Olivares

Una crónica de Ricardo Garibay rescata su lado humano

Rubén Púas Olivares
Una crónica de Ricardo Garibay rescata su lado humano

El boxeo mexicano ha dado varias satisfacciones a quienes lo disfrutan, actualmente, Saúl Canelo Álvarez es el referente contemporáneo, pero en la lista de glorias mexicanas de este deporte también se encuentra Juan Manuel Dinamita Márquez, Marco Antonio Barrera, Ricardo Finito López, pasando por Julio César Chávez, Salvador Sánchez, Miguel Canto, hasta el mítico Raúl Ratón Macías y el gran Rubén Púas Olivares.

Cada boxeador tiene su historia, sin embargo, El Púas dejó un antecedente notable, a nivel profesional, por sus más de 100 estridentes peleas, por su carisma, pero también por su debilidad ante los excesos. De puño zurdo, Olivares poseía un formidable gancho al hígado, que lo convirtió en uno de los pesos gallo más completos de la historia y a ser considerado Mister Knock Out.

El pasado 14 de enero, Rubén Púas Olivares cumplió 75 años y por esta razón recordamos la crónica “Las glorias del gran Púas”, una especie de diálogo personal e íntimo entre Garibay y el Púas, donde el lector encontrará el retrato de un hombre transformado en leyenda y consumido por el alcohol, las drogas y las deudas.

El texto es un boleto directo a los vestidores, sus pláticas y entrenamientos, sin dejar de lado algunas peleas y controversias.

La crónica deja al descubierto vivencias y carencias de un niño que cursó parte de la primaria y realizó diferentes tareas como vender periódicos o barrer calles para llevar dinero a casa, para que su madre dejara de lavar ajeno mientras su padre se embriagaba.

De la colonia Bondojo a la ciudad de Los Ángeles, un muchacho de nariz prominente y cabello rebelde, a manera de púas, forjó un futuro “en el mundo de las trompadas” y se bañó en la gloria del público que lo aclamó antes, durante y después de cada pelea, sin importar el resultado.

Pero con el dinero vienen las ganas de reventarlo todo, para satisfacer los más bajos instintos. Una cosa llevaba a la otra y acabó en bancarrota.

 Hoy, oferta su cinturón de campeón mundial, guantes y chácharas en un puesto de la Lagunilla. Ahí llegan fanáticos que, por un momento, lo hacen revivir sus viejas glorias al tomarse una foto con él o escuchar alguna anécdota del campeón. 

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