Gabriela Silva Urrutia, profesora de las asignaturas de Historia de México y Ciencias Políticas, tiene 27 años impartiendo clases en el plantel Azcapotzalco y en octubre pasado recibió el Premio Universidad Nacional 2023. En entrevista, platicó de lo que representa para ella recibir este galardón y contribuir al legado de este centro educativo.
Señaló que, como exalumna del plantel, le tocó el plan original del CCH, y en ese entonces lo sentía más indefinido de los propósitos que buscaba. “Sin embargo, la vida política era otra, había más activismo, bien sustentado, y ahora no lo hay, no lo veo en los estudiantes”.
Sobre la necesidad de fortalecer la labor docente, explicó que los alumnos siempre te enseñan algo, y muchas veces los profesores buscan la respuesta inmediata de nuestros estudiantes.
“Para los alumnos, deben de tener una cultura política, lo cual se relaciona con la información, con los valores políticos. Lo que veo en estas generaciones es cierta desafección, no tienen una identidad muy precisa con la Universidad, ni con su persona, ni como ciudadanos”, señaló.
La doctora Silva llamó a revalorizar la práctica docente “porque en el mundo hay mucha desprofesionalización, y tenemos que cambiar esto. A los alumnos hay que recordarles que a nivel nacional éste es el nivel donde se reprueba y se deserta”.
Sobre el galardón que recibió, dijo que “es la máxima distinción a la cual podemos aspirar los profesores e investigadores de la UNAM, es un premio que corresponde no sólo a una trayectoria profesional y eso es gracias a la institución a la que pertenecemos. La UNAM me ha permitido desarrollarme profesionalmente como maestra, y me ha sado la posibilidad de conocer a gente maravillosa, es una gran responsabilidad asumirlo porque significa un antes y un después. Ahora me siento más comprometida con la enseñanza de mis alumnos”, puntualizó.
La profesora Silva dijo que el CCH ha cambiado lo que era el proyecto original, de los dos lenguajes y métodos que daban cohesión y sentido a los ideales del doctor Pablo González Casanova. “Siento que lo que cambió mucho fue cuando la UNAM hizo sus exámenes de ingreso a través de la Comipems, a partir de 1996”.
