En una analogía, las indicaciones que los sobrecargos hacen a los pasajeros de un avión minutos antes de despegar, sobre todo en caso de que se altere la presión atmosférica de la cabina, son: en caso de emergencia ajustarse la mascarilla de oxígeno y después auxiliar a quienes se les dificulte; de la misma manera sucede con la atención de las emociones, es importante primero mirar en uno mismo para después ayudar a los demás.
Es necesario identificarlas para después regularlas, sobre todo en la situación de emergencia que se vive actualmente, ya que ha sido uno de los aspectos humanos más trastocados por la pandemia del coronavirus, afirmó Evelia Valdovinos Tapia, en la videoconferencia “Autocuidado emocional”, organizado por la Dirección General de Orientación y Atención Educativa de esta casa de estudios.
El virus puso a todos frente a lo verdadero, como son la salud, las relaciones y los recursos internos, por lo que es necesario tomar medidas de autocuidado que permitan autorregularnos y cuidar nuestro bienestar emocional, afirmó la especialista.
Una emoción, explicó, surge cuando la persona reacciona de manera subjetiva al ambiente, generando así un estado afectivo que va acompañado de cambios físicos, puesto que las emociones causan reacciones fisiológicas.
“Todas las emociones son necesarias, hay que aceptarlas sin juicios, pero hay que sentirlas intensamente para poder soltarlas después”, comentó.
Ante el panorama de tragedia que a diario se escucha, es normal que exista un agotamiento emocional que se presenta a través del cansancio físico, insomnio, irritabilidad, falta de motivación, aislamiento afectivo, pérdida de memoria y problemas de concentración.
Para liberar y regular las emociones, la experta recomienda algunas actividades como escribir, escuchar música, bailar y cantar, llorar, meditar, hacer actividad física, hablar, conectar con la naturaleza, cocinar. De manera que se fortalecen cualidades como el autoconocimiento, comunicación, empatía y adaptabilidad.
En relación con el autocuidado, recomendó: en el aspecto físico, atender la higiene personal, el descanso, comer sano, dormir; en lo emocional: aceptación, positividad, autocompasión, manejo de estrés; en lo social: saber pedir y dar ayuda, comunicarte, dar y recibir afecto, delegar responsabilidades, mantener relaciones sanas, y en lo cognitivo: ejercer la meditación.
