De istmos a canales: Panamá y Suez

De istmos a canales: Panamá y Suez

Geopolíticos y militares son sus otros beneficios

De istmos a canales: Panamá y Suez
Geopolíticos y militares son sus otros beneficios

Un istmo se define, de acuerdo con el geólogo José Lugo Hubp, como una franja de tierra firme, relativamente estrecha, que une dos porciones del continente. Hay muchos istmos en el mundo como resultado de los movimientos de los continentes que los han configurado de ese modo, tal es el caso del Istmo de Panamá, la parte más angosta de Centroamérica, que mide apenas 50 kilómetros, un poco más que la distancia en línea recta entre Ciudad Universitaria y Cuernavaca.

Este rasgo geográfico se formó entre 13 y 15 millones de años atrás, cuando Norteamérica y Sudamérica, al desplazarse al sur y al norte, respectivamente, se unieron. Este evento geológico fue muy importante pues creó un puente entre ambos subcontinentes, lo cual permitió la migración de especies animales de una a otra región, contribuyendo a la redistribución de la fauna en América.

Muy lejos, entre África y Asia se encuentra lo que fue el Istmo de Sinaí, que medía 150 km entre el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo. Se formó por el proceso de separación de la Península Arábiga del continente africano, que inició hace 30 millones de años. A diferencia del Istmo de Panamá, el de Suez separó a las especies animales por lo que los reptiles de ambos lados tuvieron caminos evolutivos distintos.

Además de su papel en la historia geológica y biogeográfica regional, ambos istmos también resultaron trascendentales en el ámbito geopolítico y económico a escala mundial por lo que varios países se han interesado en controlarlos, pues sirven como un atajo para el comercio internacional y la movilización de tropas.

Ya en el siglo XVI los conquistadores españoles en América buscaban un camino corto para llegar al Océano Pacífico, con la intención de facilitar el comercio con Asia sin necesidad de rodear Sudamérica a través del Estrecho de Magallanes.

De hecho, una expedición encabezada por Vasco Núñez de Balboa fue la que atravesó por primera vez el Istmo de Panamá, en 1513. En el caso del Istmo de Suez, su historia es más antigua, pues los faraones egipcios abrieron canales precursores hace más de 2,500 años.

Con la intención de aprovechar mejor el potencial de estos istmos se construyeron canales, cauces artificiales de agua, a través de los cuales los barcos pueden pasar de un cuerpo oceánico a otro de forma directa.

El diplomático francés Ferdinand de Lesseps fue el principal promovente de la construcción de ambos canales, inspirado en el interés que Napoleón Bonaparte puso en Suez como paso geoestratégico. El gobierno egipcio le otorgó a De Lesseps la concesión para construir el canal de Suez, cuyas obras iniciaron en 1859 y culminaron 10 años después.

El proceso no estuvo exento de problemas políticos, pues británicos y turcos otomanos mostraban inconformidad e interés por tener injerencia en la ruta.

Tras el éxito del Canal de Suez, De Lesseps también estuvo a cargo del Canal de Panamá cuyos trabajos iniciaron en 1879. El mal manejo de la obra llevó a que De Lesseps fuera relevado de su cargo. Los posteriores problemas económicos y políticos de la compañía francesa lo orillaron a vender sus acciones a Estados Unidos, país que terminó la obra en 1914.

Hoy en día, pasan 14 mil barcos al año a través del Canal de Panamá, con rutas que conectan a 160 países del mundo. Por el de Suez transitan 19 mil barcos al año, beneficiando particularmente a Europa, por el paso de productos derivados del petróleo desde los países árabes. Esto muestra la importancia de estas dos obras de ingeniería en la cadena de suministros a escala global.

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