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La conquista, a 500 años

Colonizaron la tierra y las formas de ser y de convivir

La conquista, a 500 años
Colonizaron la tierra y las formas de ser y de convivir

Una guerra total por el dominio de nuestro territorio, cuerpos, cultura y saberes; el inicio de un exterminio que no acaba y se perpetúa mediante prácticas como el racismo y la discriminación, es lo que representó la llegada de los españoles a América, consideraron estudiosos del tema e integrantes de comunidades de Guerrero y Xochimilco.

Durante la presentación del reportaje “Consecuencias de la Conquista en los Pueblos Indígenas”, Itzá Eudave Eusebio, doctor en Estudios Latinoamericanos y maestro en Estudios Mesoamericanos por la FFyL, observó que ésta no sólo fue una guerra por el espacio territorial, también se vivió una colonización de las personas, de sus modos de ser y formas de convivencia.

Cuando se revisa la historia de la conquista de México se tocan temas que resultan incómodos, pues la historia siempre tiene distintas versiones, “Nos falta conocer qué pueblos indígenas aún reproducen sus formas de ser y estar en el mundo, escucharlos y leerlos según sus propias historias, sus filosofías sobre la tierra y los seres vivos, nos falta aprender de ellos”, consideró.

Para Iván León, director de Políticas Lingüísticas del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), si bien se impusieron ciertas lógicas de poder y dominio, no todo desapareció, diversos elementos culturales de los pueblos indígenas perviven y hoy somos una amalgama de pensamientos y hemos resignificado nuestras prácticas culturales.

No todo se ha borrado, porque los pueblos indígenas atesoran y recurren a sus propias deidades milenarias, a pesar de la vorágine del capitalismo salvaje, y se honra a la tierra como proveedora del sustento vital. Sus sistemas normativos comunitarios, con algunos cambios, siguen vigentes y funcionales.

Aunque han desaparecido varias lenguas, vivimos otros tiempos en los que contamos con marcos legales, que bien ejercidos pueden garantizar la preservación, el desarrollo y fortalecimiento de las diversidades lingüísticas y culturales en el país.

Sin embargo, sólo ha cambiado el nombre de quienes nos hacen la guerra, ya no son los gachupines, son las transnacionales, las mineras, los gobiernos neoliberales que, con palabras como desarrollo y progreso, imponen megaproyectos en todos lados. “No se pueden esconder los estragos del colonialismo”, añadió .

Ambrosio Velasco Gómez, del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF), recordó que el de la Conquista es uno de los temas más debatidos, por tratarse de uno de los sucesos históricos más importantes de la humanidad, pues cambió la concepción del mundo y porque, como dice Enrique Semo en su libro La Conquista, es el origen del mundo moderno capitalista, sin este hecho no habría sido posible el desarrollo ni la modernidad.

También se refirió a la capacidad de los pueblos indígenas para resistir pese a ser sistemáticamente atacados, destruidas sus lenguas y culturas, al mestizaje y a tener que aprender e integrar los códigos del vencedor a sus propias culturas para convertirse en una civilización  pluralista.

Al respecto, David Valtierra, indígena de Guerrero, coincidió en que, a 500 años, para ellos representa “la memoria histórica del inicio de una guerra total… una guerra de exterminio que no acaba”.

Destacó que, pese a todo, no pudieron exterminarlos, porque su pueblo mantiene la memoria histórica que les permite entender “por qué debemos resistir, con casi todo en contra, sólo con la fuerza de la madre tierra”.

El racismo, el despojo de tierras, la marginación se mantienen con la imposición de la vida individualista, alterando las formas comunitarias de convivencia, añadió Erika Jiménez, maestra nahua de San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco. El material fue presentado  por la Coordinación de Humanidades de la UNAM.

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