“Cuando se habla del Día Internacional de la Mujer algunas reciben flores y chocolates, pero olvidamos el punto relevante, que es reconocer la fortaleza de la mujer y su lucha por lograr un panorama más equitativo e igualitario”, afirma Guadalupe Cordero Tercero, profesora e integrante de la Comisión de Género del Instituto de Geología.
“Así que sería bueno retomar esa información y mostrar por qué se celebra en ese día, cuáles son las luchas que se juntaron y que provocaron esta fecha; lo que nos falta es hacer una reflexión pública de qué es lo que aún se requiere para que la mujer tenga las mismas posibilidades de desarrollo que el hombre”, añade la también egresada del CCH.
Lamenta que aún se tenga que distinguir entre la voz y las acciones de varones y mujeres, “porque el estado ideal de una sociedad sería hablar simplemente de humanos y de las mismas problemáticas para unos y otros, y no tener que remarcar el apoyo a las mujeres o la lucha por las oportunidades.
“Yo creo que nadie tiene derecho de lastimar a otra persona, nadie tiene derecho de mutilar, secuestrar…, pero lo pendiente aún es cuestionar la normalidad, porque todavía hay muchos lugares en México donde lo normal es que la mujer se quede en casa a cuidar a los niños, aquí es donde vienen las preguntas: ¿es lo éticamente correcto?, ¿la mujer es feliz así?, ¿no hay otras opciones?”, expresa.
Cordero sostiene que la violencia de género incide en muchos aspectos, desde la rudeza verbal hasta el feminicidio. “Como mujeres enfrentamos muchas cosas. Por ejemplo, cuando cursaba el CCH, un profesor nos decía que íbamos a estudiar para conseguir mejor marido; y mis estudiantes me han dicho que un compañero alguna vez cuestionaba por qué la mujer estaba ahí, que mejor se fuera a barrer. Eso no es posible.”
La académica dice que “el mayor compromiso es con uno mismo, como hombres y mujeres, porque debemos tener una vida psicológica y física sana. Al trabajar en uno mismo se notará el cambio, en cómo educamos a nuestros hijos, elegimos a nuestra pareja y de ahí cuestionar de nuevo. Mi principal caballo de batalla es el cuestionamiento, también es importante la solidaridad, dado que hace falta mucha empatía entre los seres humanos”, apunta.
Desigualdad
La catedrática recuerda que cuando hizo su doctorado tuvo que realizar una estancia de medio año en Estados Unidos, por lo cual debió dejar a su hijo de ocho meses.
“Fue una difícil carga emocional, aparte del choque cultural, el idioma y lagunas de conocimiento. Pero no hacerlo le habría pasado la factura a mi hijo, habría sido un fácil pretexto decir que tenía que cuidar a mi bebé. Pero me fui y no me arrepiento. Después, cuando él tenía seis años, me lo llevé al posdoctorado en Madrid y fue una época muy bonita.
“La pregunta es, ¿por qué tengo que justificarme? Un hombre no lo hace.”
Aunado a esto, Cordero puntualiza que la mayoría de los hombres sale de casa y ya, mientras una mujer verifica lo que hay en el refrigerador, prepara el desayuno y viste y lleva los hijos a la escuela.
La académica además habla sobre el espacio profesional que actualmente ocupa: “Es muy difícil; los requisitos son altos, pero la diferencia son los puntos que expuse antes, no es igual para un hombre que para una mujer cursar una estancia en el extranjero.”
También se refiere a la pluralidad en las manifestaciones de mujeres. “Tengo sentimientos encontrados porque participé en los foros de la Facultad de Filosofía y Letras y sé que hubo irregularidades por las cuales las chicas están muy molestas. Así que se manifestaron y discutieron cómo modificar el protocolo, pero nadie les hizo caso.
“Pero si salen a pintar entonces se convierten en vándalos… aunque curiosamente si no hay violencia, no son escuchadas. No estoy a favor de la agresión, pero entiendo que se tuvo que hacer para visibilizar el problema y lo más triste de todo, es que los medios sólo se enfocan en lo malo. Lo mejor sería ponernos de acuerdo para resolver el problema encarando a quien tengamos que hacerlo, a quien toma las decisiones y hace las leyes”, explica. Aclara que lo esencial es la difusión de información precisa.
“El género es una construcción social que tiene que ver con roles que un ser humano, de acuerdo con su sexo, debería cumplir. El punto es que se pueden invertir los roles, porque equidad de género es romperlos, pues un ser humano tiene muchísimas potencialidades y nada es exclusivo para niñas o niños ni tiene que ver con sus preferencias sexuales.
“Y estos roles afectan también a los hombres, porque les niegan la expresión de sus sentimientos como seres humanos, como el hecho de prohibirles llorar”, concluye.