Desde el pasado 22 de agosto se lee en el Muro de Honor del Senado de la República la leyenda: Universidad Nacional Autónoma de México. Por mi Raza Hablará el Espíritu, luego de que en ceremonia solemne fuera develada.
Desde la tribuna del Senado, el rector de la UNAM, Leonardo Lomelí Vanegas, señaló que la inscripción en letras de oro es un compromiso con la memoria colectiva, el presente y el futuro no sólo de la Universidad, sino de nuestra nación.
“Quien inscribe estas letras y nuestro lema es el pueblo de México en su conjunto a través de sus representantes, pues la historia de la Universidad sería inconcebible sin la voluntad de millones de personas que reconocen que sin educación superior gratuita y autónoma sería aún más complejo —si no imposible— construir un mejor país”, dijo el Rector.
Lomelí Vanegas agradeció a las y los senadores este alto honor para la UNAM, así como a los presidentes de la Mesa Directiva y de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ana Lilia Rivera Rivera y Ricardo Monreal Ávila, respectivamente.
Destacó que las letras doradas de la UNAM son un reconocimiento a los invaluables logros y las incuantificables aportaciones de nuestra casa de estudios, resaltando su responsabilidad con la educación pública, autónoma y laica como plataforma para la investigación y la extensión de la cultura.
La UNAM, aseguró, “ha sido una piedra angular en la construcción del México moderno. Desde el rectorado de José Vasconcelos ha formado parte de los esfuerzos del Estado posrevolucionario para garantizar derechos sociales fundamentales, particularmente el derecho a la educación”.
Acompañado por los exrectores José Sarukhán Kermez, Juan Ramón de la Fuente Ramírez, José Narro Robles y Enrique Graue Wiechers; el presidente de la Junta de Gobierno de la UNAM, Enrique Cabrero Mendoza; la secretaria General, Patricia Dolores Dávila Aranda; la académica de la Facultad de Ciencias, Rosaura Ruiz Gutiérrez; y la investigadora emérita Annie Pardo Cemo, Lomelí Vanegas aseveró que otra dimensión esencial de la distinción es la defensa de la autonomía universitaria, un principio fundamental que garantiza la libertad de cátedra y de investigación, así como la independencia de la Universidad frente a cualquier tipo de intervención o interés político, ideológico o económico.
Tras la develación de las letras de oro, los presentes entonaron el Goya universitario.