“Soy mujer transgénero. Cuando nací, mis padres recibieron la noticia de que era un niño y, con el tiempo, en algún momento les dije que esa identidad no era con la que yo me veía. Lo cuento de manera vivencial, pues es importante que le pongamos un rostro a las personas trans”.
Siobhan Guerrero comenzó así su participación en el ciclo Ciencia Viral, a través de la página de Facebook del CCH, en el marco de las jornadas de sensibilización en torno al Día Internacional de la Mujer, en donde celebró que el CCH se sume al esfuerzo de escuelas incluyentes y respetuosas.
Sobre todo, dijo la integrante del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades UNAM, “pues los ambientes escolares no son los más seguros para las personas de la diversidad sexual; salir del clóset y presentarte como gay, lesbiana, bisexual o trans no es fácil, muchas veces nuestros compañeros o profesores no entienden de lo que hablamos o nos consideran enfermos, que esto no es normal”.
Es fundamental distinguir la diferencia entre orientación sexual y noción de identidad de género, sostuvo, “pues sólo así entendemos de qué hablamos al referirnos a diversidad sexogenérica. Cuando hablamos de orientación sexual nos referimos a quién nos gusta. Hay quienes tienen orientaciones sexuales distintas, que pueden ser gays, lesbianas, bisexuales o pansexuales”.
Y prosiguió: “Las personas transgénero queremos vivir nuestra vida presentándonos socialmente con un género que no es el asignado al nacer y queremos tener una construcción corporal que se acerque a lo que quisiéramos que de alguna forma refleje cómo vivimos. No estamos enfermas. Si una persona trans recibió apoyo en su casa, en su escuela, vamos a observar que son tan capaces como cualquier otra de construir vidas dignas, felices, con relaciones afectivas profundas”.
Asimismo, expuso: “Cuando hay acoso escolar, violencia familiar y corren a alguien de su casa, esas situaciones afectan las historias de vida de las personas trans, que las pueden dejar en la marginalidad o violencia. Es importante crear inclusión para todos. El gran desafío para la pareja de una persona trans será acompañarla sin estigmatizarla ni violentarla”.
Por su parte Tania Morales, directora de la Asociación de Infancias Transgénero e impulsora de la Ley de Infancias Transgénero en la CDMX, dijo que tiene un hijo trans de 17 años: “El ginecólogo me dijo ‘vas a tener una niña’ y yo la crie como tal durante sus primeros años. Él trató de explicarme varias veces cuál era su vivencia, hasta que a los 13 años le regalé un libro sobre diversidad sexual, en donde se incluía la parte de las identidades de género. Entonces, a través de este texto, me dijo lo que había tratado de decirme durante su corta vida”.
A partir de ahí, relató, “vive respetado con su nombre y género, en su escuela y entornos familiares. Me di cuenta de la falta de información precisa sobre las personas trans y para acompañar estos procesos, entonces fundamos la Asociación para las Infancias Transgénero, en la que realizamos cosas como ésta, es decir, platicar con ustedes”.
Morales afirmó que todos tenemos una identidad de género, no sólo las personas trans, pero la edad en que se asume varía, aunque se construye a partir de los primeros años de vida.
