plan de vida

Ponencia virtual “La importancia de un plan de vida”

Relevante, lograr objetivos a corto, mediano y largo plazos

Ponencia virtual “La importancia de un plan de vida”
Relevante, lograr objetivos a corto, mediano y largo plazos

“A veces podemos sentirnos como avioncitos de papel sin rumbo. No sabemos si llegaremos o no a la meta, y ahí es donde radica la importancia de tener un plan de vida”, aseguró la psicóloga Itzel Núñez en su exposición “La importancia de un plan de vida”, transmitida a través de la cuenta de Facebook del Departamento de Psicopedagogía.

En esta charla, que cerró el ciclo de conferencias Para vivir mejor, la especialista apuntó que “un plan de vida es una lista que hacemos en relación con diferentes objetivos que pretendemos alcanzar. Esta guía sirve como un camino a seguir para alcanzar objetivos a corto, mediano o largo plazos; además, debe contemplar acciones concretas y pasos a seguir. También debe ser personal y temporal, y no hay una edad determinada para trazarlo”.

El destino se construye, nada es casual. Bajo esta premisa, sostuvo, Núñez, “debemos conocer que cualquier persona puede diseñar un plan de vida. Cuando uno ya elaboró el suyo, es posible, mientras corre el tiempo programado, analizar lo que se ha logrado y rectificar objetivos; asimismo, se pueden proponer nuevas metas que sean más accesibles”.

Dentro del proceso que envuelve a la creación de este plan, aseguró, hay pasos importantes: “Lo principal es tener las ganas de llevar a cabo esta guía y responder preguntas clave como: ¿En dónde me encuentro? ¿Cómo llegué hasta aquí? ¿Hacia dónde quiero ir? El primer paso es evaluar las fortalezas y debilidades, además de los hábitos que nos acercan o nos alejan de nuestros objetivos. Esta evaluación involucra conocer distintos niveles de nuestra vida como el económico o los intelectual, espiritual, afectivo/emocional, familiar, social y corporal”.

El segundo paso “comprende la determinación de prioridades, además de identificar las metas y reflexionar sobre las necesidades físicas, emocionales y económicas. El tercero es una invitación a desmenuzar la meta y reflexionar sobre lo que es necesario para alcanzarla y cuáles serían las acciones medibles para conseguirlo. El cuarto es una revisión de todo aquello que se haya analizado, delimitado y trazado en la planeación. Evaluar los avances para conocer nuestro progreso. El quinto implica estar dispuestos a reescribir o modificar de ser necesario.

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