La violencia de género es un asunto complicado en el ámbito de las relaciones de pareja, porque siempre creemos que se ejerce en exclusiva contra la mujer y eso no es así, se puede dar en el ámbito de todas las relaciones afectivas, alertó Janet Belinda Barragán Pérez, académica de la Dirección General de Orientación y Atención Educativa (DGOAE).
Eso es un mito, porque la violencia se puede dar de mujer a mujer, de hombre a hombre, de hombre hacia la mujer o de mujer hacia el hombre, agregó al impartir la charla “Red flags de violencia en una relación de pareja”.
En su opinión, son esos mitos e ideas cotidianas y sutiles las que han permitido que se normalice la violencia, lo cual no es correcto, pues deberían verse como señales de alarma o peligro.
Cuántas veces hemos escuchado a los amigos repetir que “el amor lo puede todo”, “el amor es ciego”, “lo soporta todo” o que es “exclusividad”; a cuántas mujeres no les piden “vivamos un amor libre y sin compromisos”, o frases clichés del amor romántico, como el “seremos felices para siempre” o “nuestra historia será mágica”.
Muchas de esas frases “hacen que las personas generen ideas erróneas que los pueden llevar a situaciones de peligro, porque justifican una conducta de explotación personal”, consideró la especialista en el tema, para quien esto no es una cuestión de edad o generación, porque “incluso chicos de secundaria y bachillerato están sufriendo situaciones de violencia de pareja, atravesadas por esos mitos e ideas”.
En ese sentido, las red flags son importantes porque les puede dar señales de alerta; permite detenerse a analizar una situación y ayudarles a prevenir que se ponga en riesgo su bienestar emocional y físico.
La primera de las Red Flags es: No tener los mismos objetivos en la relación de pareja, es decir, no tener claro qué quieren ambas partes en la relación; que alguien vaya demasiado rápido o por el contrario, no muestre interés y que haya manifestaciones de afecto muy intensas con las que una de las partes se sienta muy incómodo o comprometido (a).
Otras son: ver en la pareja antecedentes no sanos de relaciones anteriores, por ejemplo, que se haya vivido infidelidad, divorcios o padecer adicciones, porque estas últimas controlan la vida de las personas; dependencia y falta de amigos, ya que la pareja quiere ser el centro de la vida o por el contrario son extremadamente solitarios.
Complejo de superioridad o problema con el manejo de las emociones, sobre todo de la ira; cambios abruptos en el estado de ánimo; reacciones desbordadas con situaciones que no lo ameritan; menosprecio continuo hacia las personas o hacia ti; intolerancia ante ciertas situaciones o personas y agresión hacia personas, animales y cosas.
Sobrepasar tus límites, insistir en que hagas cosas que no te gustan o no quieres hacer; pasar mucho tiempo justificando sus acciones e intentar controlarte o a tus acciones y cómo te vistes o hablas; todo ello conforma una “espiral de la violencia” que las personas ven normal porque viven la violencia de manera cotidiana y esta cada vez irá en aumento.
Comienza con bromas hirientes, chantaje y celos, pero continúa con ridiculización, humillación, control y prohibiciones; avanza con caricias agresivas, golpes, pellizcos y araños a manera de juego, y aumenta con empujones, cachetadas, patadas y encierros, así como con amenazas de muerte, relaciones sexuales forzadas, violación y finalmente la muerte, advirtió a las y los jóvenes.