La lengua como transmisor de conocimiento es una herramienta que nos permite entender el mundo que nos rodea, crear imaginarios, compartir contextos y forjar una identidad individual y colectiva. Las mujeres se encargan del aprendizaje de la lengua madre, las más cercanas al cuidado y educación de las nuevas generaciones, enseñan esta lengua en generación.
Para el Instituto Nacional de las Mujeres es importante “…reconocer que las mujeres indígenas tienen un papel fundamental en la conservación de las lenguas maternas ya que ellas son las transmisoras de la lengua nativa a sus hijas e hijos además de la cultura de sus pueblos” (INMUJERES, 2019).
La lengua materna es aquella con la que aprendemos a entablar una relación estrecha con todo aquello que nos rodea, ya que nos permite poner nombre, sonido, color y figura a nuestra cultura, así forjamos identidades que nos encaminan a la creación de complejos sistemas de comunicación con nuestro entorno y con quienes convivimos. Esta lengua materna es la primera con la que nos familiarizamos, puede ser el Español, el Náhuatl, el Tzotzil, el Mixteco, el Zapoteco, o una de las 6 mil lenguas que se hablan alrededor del mundo (UNESCO) o una de las 69 lenguas indígenas que se hablan en nuestro país. (INALI, 2022)
Estas cifras nos permiten conocer las distintas maneras de cómo el humano percibe su entorno, la creación de su cultura alrededor del lenguaje permite la creación de múltiples expresiones artísticas y un sinfín de patrimonios tangibles e intangibles que existen. Sin embargo, se estima que el 46% de estas están en peligro de extinción, lo que causaría una gran pérdida para del patrimonio intangible de nuestro planeta (UNESCO). Por ello, en 1999 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, en su Conferencia General celebrada en Bangladesh, “…reconoció el papel desempeñado por la lengua materna en el desarrollo de la creatividad, la capacidad de comunicación y la elaboración de conceptos, pero también en el hecho de que las lenguas maternas constituyen el primer vector de la identidad cultural” (INPI, 2017). Así, el 21 de febrero se instaura como Día Internacional de la Lengua Materna.
Siendo uno de los países con mayor cantidad de lenguas en su territorio, 69 para ser exactos, México se reconoce como un país plurilingüe y pluricultural (INALI, 2022), haciendo alusión a la gran cantidad de culturas y lenguas que cohabitan; sin embargo, el 60% de ellas están en riesgo de desaparecer y “…con la muerte y la desaparición de una lengua, se pierde para siempre una parte insustituible de nuestro conocimiento del pensamiento y de la visión del mundo” (INPI, 2017).
Así, entender nuestra lengua materna como un tesoro del universo nos ayudará a buscar las formas de preservarlo, pero también deberemos crear procesos dialógicos (interculturalidad) que nos permitan reconocer a las y los demás como iguales desde sus cosmovisiones; sólo así podremos resguardar el mundo y sus maravillas.