Percepción e Ilusiones ópticas

Percepción e Ilusiones ópticas

Los sentidos no son perfectos ni tan confiables como creemos

Percepción e Ilusiones ópticas
Los sentidos no son perfectos ni tan confiables como creemos

La prueba para saber que nuestro cerebro funciona es completar las figuras que se nos presentan o poder leer un texto que está en desorden, destacó Juan Tonda Mazón, físico del Instituto de Energías Renovables (IER) de la UNAM, tras señalar que algunos investigadores aseguran que con leer la primera y la última letra de una oración podemos saber lo que dice.

Al ofrecer la conferencia“ ¿Funciona tu cerebro? Ilusiones ópticas”, como parte del ciclo de diálogos de ciencia, arte e historia, del Museo de la Luz, recordó que nuestros sentidos no son perfectos y en ocasiones no son la mejor herramienta para medir lo que vemos, de hecho, expuso, muchos animales nos superan en cuanto a olfato, vista y audición.

De hecho, es frecuente experimentar que lo que vemos no corresponde con lo que nuestro cerebro interpreta, es allí donde se encuentran las ilusiones ópticas. 

Tonda explicó que los sentidos (vista, tacto, olfato, oído y gusto) son el contacto directo con nuestro cerebro y gracias a la percepción de nuestros sentidos, el cerebro, debido a sus aprendizajes, tiende a completar las figuras y, en general, lo que observamos.

Después de presentar diversos ejemplos visuales, el divulgador de las ciencias expresó que los psicólogos y los médicos han tratado de encontrar respuesta a nuestra percepción, pero todavía faltan muchas cosas por saber, ya que “nuestro cerebro, a través de la vista, percibe dos cosas totalmente diferentes, las dos válidas o reales, de lo que podemos percibir como seres humanos”.

Lo que es revelador de las ilusiones ópticas, dijo, “es que nuestros sentidos no son de una forma perfecta o cuando menos confiable de interpretar la realidad desde el punto de vista de la ciencia”, así que habrá que tener mucho cuidado con la observación. 

En ese sentido, la perspectiva le dio al mundo la posibilidad de representar los objetos en dos dimensiones, tal y como ocurre en las pinturas, que es como lo ven nuestros ojos.

Como ejemplo están los pintores del Renacimiento, quienes la utilizaron para representar en un cuadro el mundo en tres dimensiones, como Leonardo da Vinci, Miguel Ángel y Rafael, quienes son sus mejores representantes.

Los ojos tienen un ángulo de siete grados y eso es lo que permite que nuestro cerebro observe la tercera dimensión, la profundidad de los objetos, así como saber que están más cerca o lejos de nosotros.

Por otra parte, entre la segunda y tercera dimensiones que percibimos existen mundos imposibles en las ilusiones ópticas. Una contradicción entre lo que vemos y lo que en realidad es posible, para engañar a nuestros sentidos.

Otro de los aspectos es la representación del movimiento, que en la realidad no tiene nada que ver con nuestra percepción.

El mejor ejemplo es la televisión, donde somos capaces de percibir 24 cuadros por segundo, para captarla en las imágenes. Al respecto, la física del movimiento es descrita por la dinámica, comentó Tonda para concluir con el tema. 

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