Impulsar, articular y monitorear acciones que garanticen una educación inclusiva en la comunidad universitaria, libre de barreras para la plena participación de las personas minusválidas, a fin de generar una cultura para su inclusión en la UNAM, es la tarea de la Unidad de Atención a Personas con Discapacidad (UNAPDI).
Así lo dio a conocer su titular, Claudia Peña Testa, al ofrecer la plática “Atención e inclusión de personas con discapacidad”, en la que destacó que actualmente en la institución hay 871 alumnos con estas características, 11 en el bachillerato, 732 en licenciatura y 128 en posgrado, que presentan problemas de índole visual, auditivo, motriz, así como de menor capacidad para recordar y concentrarse, etcétera.
El motivo de la sesión, expuso, no era dar fórmulas porque en esa materia no hay recetas, sino mostrarles lo que hace la Unidad, “para cuando tengan alguna duda, comentario o algún alumno con discapacidad, puedan sentir que los acompañamos, para realizar los ajustes necesarios a la atención de nuestros estudiantes”.
Para la doctoranda en el posgrado de Pedagogía en la UNAM, lo primero es reflexionar en torno de las propias creencias para entender por qué se habla de inclusión y se observan acciones a favor y en contra de la inclusión educativa. “La idea es generar un espacio de deliberación que nos dé la oportunidad de ver que muchas de las respuestas están en nosotros mismos”.
Lo importante, precisó, es que tanto docentes como tutores se puedan ver como aliados, “que podemos discernir, puede que haya personas en desacuerdo con lo que diga, está bien, nos respetamos, pero sin duda tenemos una misión en la Universidad, la cual nos hace participar en acciones conjuntas, habrá cosas en las que vamos a diferir, pero estamos en el mismo barco, ambos tenemos en las manos la atención del estudiantado y el desarrollo de actividades”.
La conferencista, ponente y tallerista en eventos nacionales e internacionales sobre temas de discapacidad e inclusión recordó que la UNAPDI se creó en 2013, al principio estuvo alojada en la DGOSE, ahora DGOAE, después pasó al edificio de Rectoría y desde mediados de 2017 está en la Dirección General de Atención a la Comunidad.
Luego de puntualizar que el acercamiento a la comunidad es prioritario, explicó que lo primero que han hecho es dar a conocer qué hacen para impulsar, monitorear, articular acciones que garanticen una educación inclusiva, una comunidad libre de barreras y la plena participación de las personas con discapacidad.
La Unidad, explicó, tiene tres ejes de acción, generar una cultura inclusiva, plantear acciones que puedan incidir en prácticas que lleven a esa dirección, porque no se puede avanzar si ellos mismos no están convencidos de que eso pueda ocurrir.
La segunda línea es identificar, replicar o desarrollar prácticas inclusivas, para lo cual la Unidad imparte muchos cursos a personal de base, funcionarios, docentes y estudiantes, en busca de permear a todos; en ese proceso han identificado prácticas interesantes que realizan los profesores, que a veces no tenían ni idea de qué hacer con un alumno con discapacidad.
La tercera es incidir en la generación de políticas institucionales inclusivas, porque si se ve desde todos nuestros sistemas “nos vamos a dar cuenta de que, si no hay una política que atraviese todos los sistemas, no vamos a garantizar el derecho y el derecho no es cuestión de voluntades, es algo que, como sociedad, Universidad o Estado, ejerces”.
No obstante, reconoció que cuando se habla de aprendizaje, éste nunca es completo, que nadie puede decir que domina un tema al ciento por ciento, porque el aprendizaje es individual, al tiempo que es parte de un proceso social, lo cual le permite abrirse a otras posibilidades, porque aprender, sostuvo, significa cambio y a ella la experiencia le ha permitido abrirse con sus estudiantes, más allá de si son discapacitados o no.
A la sesión asistieron, entre otros, Mayra Monsalvo, titular de la Secretaría Estudiantil, y los profesores Hugo Morales y Ricardo Laguna.
