Como parte de la colección Textos en Rotación, se publicó la antología Novela corta española (entre los siglos XIX y XX), en cuya presentación Benjamín Barajas Sánchez afirma que este texto tiene el propósito de impulsar la formación de potenciales lectores y motivar la lectura de algunas obras maestras de la literatura española de este periodo.
Destaca que en la era decimonónica florecen la teoría de la historia, la sociología, la psicología, las ciencias mecánicas y naturales, pero, además, en este mundo universalmente provinciano, emerge la ruptura con el tiempo moroso en pro de la velocidad, que habrá de ser un elemento aglutinador de las vanguardias literarias de comienzos del siglo XX.
El último pecado, de Juan Valera, antes como hoy, muestra el laberinto de emociones e intenciones que existen en los seres humanos, a través del relato de la actriz María Antonia, quien provocaba a los galanes y escandalizaba, padeció terrible tempestad que la obligó a refugiarse en una Iglesia y ante el sermón elocuente como severo del predicador, como por milagro quedó convertida en una mujer de vida retirada y ejemplar; la historia se ubica en 1897 en Madrid.
Fin de una novela, de Pedro Antonio de Alarcón, cuenta la visita de un joven a un monasterio abandonado. Entre celdas y poemas en las paredes llega a lo que fuera la Iglesia y se encuentra con una hermosa mujer, quien parece un fantasma, pero al rezar lanza un grito horrible y se desploma, Juan huye del lugar por temor a que lo acusen de algo y al llegar a su morada, una casa de huéspedes, escucha la plática de otras personas que viven allí y justamente se refirieren a la dama del monasterio; en ese momento llega el alguacil y les notifica que dicha persona acaba de fallecer y de la cual nunca se llegó a saber su nombre. Se titula así porque se llegó al teatro demasiado tarde y sólo se escuchó el último acto de la tragedia.
Tropiquillos, de Benito Pérez Galdós, es una obra narrada con detalladas descripciones que realzan la historia acerca de Tropiquillos, sobre quien pesa la sentencia: “morirás cuando caigan las hojas”. Agobiado por esta circunstancia, el personaje hace un repaso de su vida, sus altibajos, cuando observa su alrededor, su casa y patio en estado deplorable, aparece un conocido que fue cobijado por su padre y quien le ofrece ayuda. Bajo el cobijo y cuidados de mestre Cubas y su familia, el protagonista renace y es feliz al casarse con una de las hijas de su protector, cuando vuelve la sentencia.
Otras historias son En las cavernas, de Emilia Pardo Bazán; Zurita, de Leopoldo Alas “Clarín”; Medicina rústica, de Silverio Lanza y La devoradora, de Vicente Blasco Ibáñez.