autoconocimiento

Vivir bien

Virtud, libertad y amor, pilares de la sabiduría

Vivir bien
Virtud, libertad y amor, pilares de la sabiduría

El filósofo Luc Ferry afirma que para hablar de buena vida hay que sustentarla en una vida enamorada, cuando se ama la vida, pero también cuando se ha sido amado, el individuo adquiere otras dimensiones; ensancha su percepción, conoce más a fondo las cosas y descubre su propia esencia, transfigura la vida cada día y la dota de significado.

También sostiene la idea de que la sabiduría, que es filosofía vital, no se concebirá atendiendo sólo a la parte teórica, pues la sabiduría es un asunto, sobre todo de experiencia, de práctica y de consultar a la voz interior, de escuchar al alma alada como la vio Platón.

Hablar del alma puede sonar inquietante para algunos, pero sería importante sentarse a meditar y a experimentar con los sentimientos si ésta existe y escuchar su voz, ya que si se atiende a la voz interior, se vive bien. Porque basándose en la filosofía antigua, en esa escuela, se atiende más a la salvación del alma, como la entendía Epicuro, y la filosofía se practica como medicina del alma y dicha medicina viene de un cuidado de sí.

Por eso no es sólo teoría, entendida como un asunto académico, ya que vuelve al significado original de teoría, que es contemplación. Y entonces se descubre la armonía, que aplicada al sujeto concilia belleza, sabiduría y se relaciona con lo físico, es decir, como los estoicos buscan el orden en el propio ser, cuando se cuida el cuerpo, teniendo una buena digestión, se cuida el corazón y, entonces, se vive bien.

Hablar de armonía es referirse también a un aspecto estético, que tendría que ver con la belleza, la contemplación de la naturaleza, de las flores, las plantas, los árboles, los ríos, del arte y, entonces, esto nos conduce a encontrar la belleza interna, pues la contemplación ofrece un estado de remanso muy profundo que contribuye al estado armonioso del cuerpo, que implica un amor a sí mismo.

Concebir así el amor, en la transfiguración, en el cuidado minucioso de uno mismo, en la contemplación de la belleza, para vivir de acuerdo con esa belleza nos hace florecer, porque al conocerse el individuo ofrece lo mejor de sí mismo a los otros; vivir como una obra de arte puede dotar de un nuevo significado a la filosofía.

Esta filosofía hace poderoso el sentido del humanismo, concebido como un estilo de vida erótico, que se sustenta en el amor que nos da potencia y nos hace más dinámicos para alcanzar lo que anhelamos, eros nos da la fuerza para alcanzar aquello que deseamos, como el conocimiento, la justicia o la paz.

La filosofía como sabiduría o arte de vivir intenta crear -dice Ferry- una “inteligencia cívica”. Lo cual supone que hay un aprendizaje en sus conceptos, que puede conducir a vivir bien, y si el individuo se cuida y busca la calidad de vida, entonces se convierte en mejor ciudadano. Va a ofrecer un bien a la ciudad, pues se cuida, se conoce, se ama, descubre su fuerza, su potencia y realiza su mejor virtud en bien de los demás, y puede llevar a cabo relaciones pacíficas y libres.

La sabiduría nos lleva al tema de que, para vivir bien, se requiere libertad, y mucha de la libertad se consigue cuando se entiende que uno es libre cuando vive de manera espiritual. Por supuesto que la vida espiritual no concierne a unos credos,o a alguna institución eclesiástica. La espiritualidad es el amor y éste es fuente de vida.

Suena a idealismo y no lo es, es un trabajo de todos los días, relativo, sí; ambiguo, pero que da frutos y hace florecer a las personas. Para florecer, se requiere de conocimiento, virtud, buen alimento, gimnasia y entonces se puede cuidar al otro.

Se le da poca importancia al autoconocimiento porque parece algo sin sentido, sin embargo, es la fuente del saber más profundo que se halla en lo más profundo de sí y nadie más te puede ofrecer ese saber, ni un psicólogo, un pariente o un maestro, ya que la voz interior sólo la puede escuchar el individuo, con mucha concentración.

Por lo general, se le da mucho peso a la información que se recibe, al conocimiento de las asignaturas y por supuesto que es valioso ese conocimiento. Pero el saber de uno mismo nos lleva a la virtud, a la libertad y al amor. Ese saber me hace sólido, me da fortaleza y me lleva a construir sabiduría, y la sabiduría me hace un ser feliz. 

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