Con la certeza de que la igualdad de género no es un tema de moda, sino una necesidad innegable en este país, la Universidad ha dado pasos firmes para avanzar en la materia, como lo evidencia el balance de su Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU) en la UNAM, cuya labor está lejos de concluir, y presenta importantes logros, entre ellos, el que la Universidad ya eduque para la igualdad.
Tamara Martínez Ruiz, titular de la CIGU, recordó que, de 2020 a la fecha, en la UNAM ha habido acciones de trascendencia, como la reforma a su Estatuto General, que tipifica la violencia de género como causa grave de responsabilidad; a la Defensoría de los Derechos Universitarios se le asignó atender los casos de violencia de género y se creó la Coordinación para la Igualdad de Género.
En un video destacó que, a finales de 2021, se publicaron los lineamientos para la aplicación de los principios para sancionar la violencia de género en la UNAM, y desde 2019 se comenzó a incluir en los planes de desarrollo institucional de las distintas dependencias universitarias acciones en materia de igualdad, inscritas en al menos cuatro ejes prioritarios:
Atender y prevenir la violencia de género; comunicar y sensibilizar a las comunidades universitarias sobre la igualdad sustantiva; permear y hacer transversales las políticas institucionales en la materia y contar con una legislación con perspectiva de género en los diversos lineamientos y programas, para impulsar acciones académicas universitarias con perspectiva de género, y contar con investigación y docencia en la materia.
El trabajo
Uno de los aciertos, consideró, es que desde el principio se trabaja en una escucha en espiral, sumando las experiencias y propuestas de las distintas comunidades universitarias, muestra de ello es la creación de dos figuras: las CInIG, integradas por autoridades, docentes, alumnos, etcétera, que colaboran con las direcciones de cada dependencia, y las Personas Orientadoras Comunitarias (POC), que son voluntarios de primer contacto.
Hoy, 90 por ciento de las dependencias universitarias cuenta con una comisión encargada de prevenir la violencia de género, pero también de hacer diagnósticos, programas y dar seguimiento a las políticas institucionales en materia de igualdad, destacó al respecto Sandra Barranco, subdirectora de Transversalización de Políticas Universitarias en la CIGU.
Las CInIG, subrayó, cuentan con una plataforma STIG para realizar sus informes y a partir de este año les permitirá visualizar los avances que registren sus acciones.
Karla Amozurrutia, secretaría Técnica de la CIGU, habló de las facultades de las POC, que trabajan en tres ejes: ser primer contacto; promover la igualdad sustantiva y vinculación institucional, e intervención y trabajo comunitario. Actualmente, dijo, hay 122 POC activas en 54 entidades universitarias, tendientes a integrar una red institucional que promueva la igualdad sustantiva y la erradicación de violencia de género en la Universidad.
Inclusión
Rubén Hernández, director de Políticas Públicas de Igualdad y no discriminación de la CIGU, destacó el Programa Permanente de Diversidad y Disidencias Sexogenéricas, que trabaja, desde 2021, para que ésta sea una Universidad que valore la diversidad y las disidencias como parte de su riqueza intelectual, creativa y de desafío a todas aquellas estructuras aún sometidas a normas patriarcales.
También está en proceso el diseño de instrumentos dirigidos a garantizar el ejercicio de los derechos humanos de estas poblaciones, en especial las más vulnerables, a fin de lograr mayor sensibilización comunitaria, “para podernos desarrollar en una comunidad libre de discriminación y cualquier tipo de violencia”.
En su oportunidad, Benno de Keijzer, del Programa Integral de Trabajo con Hombres, habló del reconocimiento que existe de que si todos somos parte del problema todos debemos ser parte de la solución, por lo que desarrollan: una estrategia reeducativa; trabajo preventivo con hombres; corresponsabilidad en el cuidado, y promoción de la igualdad a partir de estrategias de educación y cultura.
Mónica Quijano, directora de Educación para la Igualdad, destacó que en su ámbito se trabaja en dos dimensiones: la no formal, que tiene que ver con sensibilización y concientización de las comunidades, mediante cursos, talleres, charlas, etcétera, que buscan construir relaciones igualitarias; y por otro lado está el ámbito formal, para incluir la perspectiva de género en los planteles y programas de estudios de todos los niveles.
Sandra Lorenzano, directora de Cultura y Comunicación para la Igualdad, habló de la responsabilidad de construir nuevas narrativas a partir de líneas de trabajo que tienen como ejes la cultura y la comunicación; entre sus logros mencionó el programa Violeta y Oro, que busca impulsar la radio como la lengua de la igualdad, la Boletina y los Miércoles para la Igualdad.
El reto ahora es hacer que esos resultados y avances se vuelvan permanentes, de ahí que no se pueda decir que el trabajo de la CIGU está hecho, hay mucho por hacer, falta mucho para concluirlo, destacó Tamara Martínez.