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Diferenciar las pasiones

Conviene analizar la importancia del “yo” dentro de la teoría de David Hume

Diferenciar las pasiones
Conviene analizar la importancia del “yo” dentro de la teoría de David Hume

El debate entre subjetivismo y realismo moral parece centrarse en las dicotomías entre razón y emoción, objetividad y subjetividad, razones externas e internas.

Quizá sea necesario ser cautelosos y tratar de diferenciar las condiciones objetivas y subjetivas en las que podemos describir los juicios, acciones y emociones morales.

En principio, hay que considerar que algunas teorías integran elementos o variables sociales o pragmáticas que pocas veces son consideradas.

Por ejemplo, la teoría de David Hume es un examen meticuloso para diferenciar las pasiones según causan placer o dolor, pero su teoría responde dos preguntas básicas: ¿quién siente placer o dolor? Y ¿de qué siente placer o dolor?

En muchos sentidos, la insistencia de Iris Murdoch (2001) en que “en la vida moral el enemigo es el gordo y despiadado ego” invita a poner mayor atención a la importancia del “yo” en la teoría de Hume.

 

EL ORGULLO Y LA HUMILDAD ESTÁN DIRIGIDOS HACIA UNO MISMO

Si revisamos el libro II “Sobre las pasiones”, de su Tratado de la naturaleza humana, encontramos que orgullo, humildad, ambición, vanidad, amor, odio, envidia, piedad, entre otros, no son pasiones que puedan estudiarse en sí mismas, sino que están relacionadas con el “yo”.

El orgullo y la humildad están dirigidos hacia uno mismo, mientras que el amor y el odio hacia los demás.

Para Hume, el orgullo y el amor causan una sensación placentera, mientras que la humildad y el odio una sensación dolorosa.

Más allá del posible debate sobre el significado de “humildad” —Hume no usa el significado de humildad como virtud cristiana, sino como oposición al orgullo y podría ser identificada como vergüenza o baja autoestima— hay una enseñanza que no podemos perder de vista y que hasta cierto punto confirma el escepticismo de Murdoch sobre la función moral del ego.

En su teoría, Hume señala que las pasiones no están compuestas de deseos o aversiones, en sí mismas, sino ancladas en el “yo” y las pasiones pueden ser razonables, o no.

En el orgullo, el “yo” posee ciertas cualidades o propiedades que le causan placer o satisfacción, y en la humildad cualidades que le causan dolor o insatisfacción.

Estas cualidades pueden extenderse hacia personas y objetos cercanos, situaciones, o instituciones a las que uno pertenece o posee, pero mientras más lejana sea la relación con el portador o portadora de esas cualidades, el orgullo o la humildad deberían disminuir.

Iris Murdoch propone el siguiente ejemplo imaginario: Una madre (M) analiza sus pensamientos sobre su nuera (N), y descubre que se ha equivocado al juzgarla con parámetros que pueden ser falsos o con ciertos prejuicios.

Para Murdoch este ejercicio de autocrítica depende de la disposición de poner atención y del deseo de ser justa o amorosa.

Este breve ejemplo muestra la incompatibilidad entre el orgullo exacerbado y el amor. Tal vez la teoría humana podría explicar el cambio de actitud de M porque M podría dudar de si realmente es tan valiosa o importante su condición social o cultural, o si tiene una creencia falsa acerca de sí misma.

En la medida en que sus descripciones de N son más gentiles o flexibles, su autocrítica probablemente atempere sus cualidades y sea más justa con N y con ella misma.

El sincero interés por la felicidad de su hijo y N se convierte en una acción benevolente, en los términos de Hume y, por el contrario, si hubiera persistido en un ego exacerbado se encontraría en el límite de la maleficencia o la envidia, ambas pasiones vinculadas con el odio.

Se podrá decir que la forma en que experimentamos estas cuatro pasiones y sus derivados: orgullo, humildad, amor y odio es subjetiva en el entendido de que depende de distintos contextos, situaciones particulares y personales, pero su estructura lógica y semántica es la misma para todos, por lo que podemos identificarlas y diferenciarlas y, en consecuencia, hay un cierto grado de realidad en el que nuestros juicios o emociones morales pueden ser verificadas.  

*Profesor del plantel Sur.

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