Jesús Gardea es uno de los primeros escritores del norte del país que logró impactar con su estilo a los del centro y sur, “queda uno anonadado por una nueva forma de escribir que es mucho más precisa, más seca, y mucho más árida, es como si fuera una metáfora del desierto, de todos los estados, como Nuevo León, Coahuila, Baja California, Chihuahua, Tamaulipas”.
Así lo definió Omar Nieto, escritor y editor en la Dirección General del CCH, al presentar, en el Segundo Festival Cultural del CCH, el libro Antología de cuentos, del escritor chihuahuense, recientemente publicado por el Colegio de Ciencias y Humanidades en la colección Textos en Rotación.
El objetivo, explicó, es poner a disposición de los estudiantes y de la comunidad de la UNAM a autores clásicos, modernos y actuales, y llevar la literatura hasta lectores del bachillerato; ya desde hace varios años se han editado a grandes autores, desde sor Juana Inés de la Cruz hasta Gilberto Owen.
Detalló que se busca incorporar a nuevos escritores y a más contemporáneos, un ejemplo es la reciente publicación de Los de abajo, de Mariano Azuela, el cual ofrece una traducción y notas para quienes desconozcan el entorno de esa parte de la historia de México.
Varios son los autores que en la literatura nacional e internacional han empezado a tener renombre, una es Amparo Dávila, que murió hace poco y está siendo revalorada por las nuevas generaciones de autoras mexicanas y otro de los grandes casos y que nos enorgullece, es Jesús Gardea con su Antología de cuentos, muchos especialistas y académicos lo comparan con la calidad de Juan Rulfo.
“Es poco leído en el centro del país, sin embargo, es una referencia en la nueva generación de escritores del norte del país. No quiere decir que sea totalmente desconocido, tiene más de una docena de libros publicados. Lo que es nuevo es que las nuevas generaciones de escritores estén volteando a verlo como un homólogo de Juan Rulfo, pero del norte”, precisó.
Al describirlo, el editor señaló que su literatura es especial, ya que es diferente a lo que se hace y se ha hecho en el centro y sur de México, que muchas veces se nutre de literaturas europeas; “curiosamente los estados del norte leen más a norteamericanos, que llegan de Texas o California, son escritores que narran muy rápido, y con mucha precisión. Es interesante ver cómo el entorno modifica la forma de escribir, la forma de expresarse, la forma de usar el lenguaje”.
En los cuentos de Jesús Gardea, añadió, hay mucho juego de la luz y la sombra, como cuando el sol entra en las casas a la hora de la comida y lo que la gente hace para encontrar un poco de sombra. Consideró su cuento “Los viernes de Lautaro” el más perfecto de la literatura mexicana, una metáfora del desierto.