En un mundo ficticio creado por Ray Bradbury, las personas no saben para qué sirven los libros. Esta interrogante que propuso el escritor estadounidense en su texto Los desterrados fue dirigido a los estudiantes del plantel Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades.
Tal ejercicio fue propiciado por el proyecto El poder de las palabras. Placer, cultura y saber, encabezado por los maestros Adriana Becerra O’Leary, Clara Vanegas, Andrés Sánchez, Francisco Gordillo y Gustavo Ávila.
La actividad, que se llevó a cabo en el auditorio Pablo González Casanova de dicho centro escolar, reunió al director general del CCH, Benjamín Barajas Sánchez, y a la directora del plantel, María Patricia García Pavón, así como a estudiantes y docentes.
Al dar la bienvenida a los asistentes, García Pavón agradeció el que haya sido el plantel Oriente la sede anfitriona de El poder de las palabras.
“Nos sentimos honrados de ser parte de este proyecto que invita al placer gozoso de la lectura, una actividad que nos abre las puertas al conocimiento y conecta con la lectura”.
“Queremos que cada uno de ustedes descubra el placer y dejar atrás la lectura como una obligación y transformar el acto de leer en una experiencia enriquecedora, que alimente el alma, que despierte su curiosidad y que los invite a conocer nuevos mundos”, destacó.
De esta manera, correspondió a Adriana Becerra O’Leary hacer una breve introducción sobre la esencia del proyecto que encabeza: Lecturas que invitan a la reflexión, en el mencionado programa.
"Las palabras son importantes"
En su intervención, la escritora y creadora de este programa compartió un pensamiento del siglo VII: “las palabras son importantes porque si no sabes pensar lo que dices nunca podrás darle fuerza y sentido a lo que piensas. El hombre —dijo—, es hombre gracias al lenguaje, y —continuó— que sin palabras no habría pensamiento y sin pensamiento, reflexión, y sin reflexión, la capacidad de creación y descubrimiento”.
La batuta pasó a Gustavo Ávila, quien dio lectura en voz alta al cuento de ciencia ficción Los desterrados, de Ray Bradbury, escrito en 1950, texto que perfilaba ya una de sus novelas más conocidas: Fahrenheit 451.
La narración de la tripulación de una nave espacial que poco a poco muere mientras se dirige al planeta Marte y cómo habitantes del cuarto planeta, escritores de todos los tiempos, desaparecen cuando uno de sus libros es quemado en la Tierra, donde ya son prohibidos, motivó que la audiencia conformada por estudiantes y profesores iniciara un intercambio de opiniones.
Algunas de estas reflexiones versaron sobre la sociedad actual que deja fuera a los textos clásicos y antepone la tecnología, una muerte simbólica de la literatura al no ser leídos, así como que la experiencia del libro impreso va mucho más allá en comparación con la versión digital.
En este sentido, Adriana Becerra subrayó que el lenguaje es la única forma para acceder a la reflexión, que es un diálogo consigo mismo.
"Hay que rescatar el poder de la palabra, nosotros aún tenemos los libros y podemos abrir las ventanas de la percepción, hay que velarla y volver a sentir la vida", dijo.
Además, sostuvo que se reflexiona mejor a través del arte: "todos los sistemas filosóficos son cerrados, muy dogmáticos, pero frente a la imaginación del hombre no hay límites".
Por su parte, Clara Vanegas explicó que el texto es premonitorio de la época tecnológicaactual.
Comentó que, a diferencia del libro digital, el libro físico atrae desde el olor y se puede subrayar: "cada generación marca cambios. Los invitóa que ustedes, que son el presente y futuro, a tener un espíritu crítico".
Responden con interés
Por su parte, el director general del CCH, Benjamín Barajas Sánchez, expresó su beneplácito por esta actividad.
“Fue un extraordinario evento de convivencia a través de la lectura y con gente que conoce mucho de los libros y los presenta a los jóvenes mediante una relación de empatía. Hubo mucho interés de parte de los jóvenes y estoy muy contento; dieron una respuesta extraordinaria y demostraron que el libro sigue siendo muy importante para ellos”.
Para el académico Andrés Sánchez, la presentación en un auditorio permitió nuevas posibilidades “de poder sentir, interactuar y también aprender con una audiencia de nueva generación".
"Estoy satisfecho, de hecho, tenía mis dudas al principio, de que para algunos la lectura relativamente larga pudiera parecer pesada, sin embargo, la respuesta me sorprendió favorablemente, porque vi que en general todos estaban atentos y se notó con la interacción posterior a la lectura”, expresó el profesor.
En tanto, Adriana Becerra O’Leary se dijo feliz por este encuentro con los estudiantes.
“Me voy encantada, la vivencia ha sido maravillosa; no me sorprendió, sí me lo esperaba. Lo que tratamos es algo que apasiona a todo el mundo, toca las fibras más sensibles, es la vida y como lo dije: se reflexiona mejor y se llega al pensamiento, incluso mejor, a través del arte, que a través de cualquier otro sistema”.
Es importante que los jóvenes sean reflexivos
Por su parte, la académica Clara Vanegas se dijo sentir muy orgullosa de esta casa de estudios.
“Soy universitaria, fui alumna, académica. Los jóvenes son el presente y el futuro, por lo que es importante que sean siempre reflexivos para que no se dejen llevar por las corrientes, sino que también tengan nuevas propuestas. Estoy muy orgullosa de ellos”, expresó a los alumnos y alumnas.
El maestro Francisco Gordillo destacó el nivel de participación de los estudiantes del CCH, el cual siempre es muy dinámico.
“Los chicos siguen con la sana costumbre de participar, cuestionar, intervenir y de no ser pasivos ante lo que están recibiendo de información. Me sorprendió su madurez al inmediatamente tomar como suya la historia que se les leyó y de avanzar sobre el tema sin ningún tipo de limitaciones y prejuicios. Esa apertura y esa actitud de participación y de intervención es fundamental para que se logre el proceso de aprendizaje”, comentó.
En tanto, el maestro Gustavo Ávila compartió que se va muy contento porque en las opiniones de los diversos estudiantes se percibió su interés, “incluso me estuvieron buscando como si fuera Messi. Me sorprendió que no fuera una cosa obligatoria (la asistencia al evento) y que al terminar no se retiraran rápidamente, sino que estaban interesados por saber si habrá una segunda o tercera presentación. Este proyecto se hace con pequeños grupos y en taller se analizan los textos”.
Una nueva experiencia lectora
Tamara Abigaíl Cruz Villanueva, alumna del plantel, comentó que fue una actividad interesante y muy amena además de bonita, “porque nos permitió reflexionar acerca de lo que podemos descubrir en los libros: nuevos mundos, pero sobre todo el de poder crear el nuestro a través de la lectura”.
“Me gustó la actividad, fue muy interesante ya que nos hicieron reflexionar sobre el hecho de tener un libro y también el que se haya dado la discusión de qué es mejor tenerlo en digital o físico, son dos experiencias completamente diferentes. Con lo que me quedo es que todo esto me invitó a leer”, compartió Isabel Ortiz de Jesús, estudiante del plantel.
Para el estudiante Néstor Eduardo Santander Rodríguez, “los libros ayudan a comprender el pasado para entender el futuro, es como una evidencia de que realmente existimos ya que vemos lo que hemos logrado hasta hoy en día. En ellos se ve la evolución de las mentes y, por ejemplo, cómo se planteaban las cosas antes y cómo se plantean ahora y cómo se transmiten entre generaciones. Esta lectura, sobre la destrucción de los libros, fue muy importante para mí, me permitió reflexionar”.
Por último, para el alumno Pablo Leonel Mora Gorostieta, “fue una muy bonita reflexión, entendí que el arte es complicado y entenderla implica un esfuerzo que te hace pensar, pero también cómo el exceso de tecnología que vemos te inhibe de pensar porque te están diciendo cómo pensar, cuando el arte, los libros y la literatura te ayudan más. Fue una actividad que me invitó a leer, hasta ahora mi libro favorito es la Trukulenta historia del kapitalismo, de Rius".
La sesión de reflexión entre académicos y alumnos, que concluyó con la idea de que los libros son una gran puerta al conocimiento y que están ahí para iniciar muchas experiencias, fue sellada con un fuerte Goya universitario y con muchas selfies que inmortalizaron el momento.