Rosa Elba Pérez Orta, fundadora

Rosa Elba Pérez Orta, fundadora

A Oriente lo caracterizó su efervescencia política, recuerda la profesora

Rosa Elba Pérez Orta, fundadora
A Oriente lo caracterizó su efervescencia política, recuerda la profesora

Rosa Elba Pérez Orta es maestra fundadora del plantel Oriente. Como casi todos los profesores que se abrieron camino en el Colegio, se maravilló de pertenecer a un proyecto vibrante, innovador, lleno de posibilidades, con un Modelo Educativo que, reconoce, “fue maravilloso, de otro mundo”, pues siempre había llevado sus estudios de manera tradicional y esto venía a romper con todo lo anterior.

En entrevista, recuerda que, al igual que todos los profesores que se incorporaron al Colegio para dar clases, atendió a una convocatoria para capacitarse a principios del año 72, en el plantel Vallejo; era un curso de Ciencias impartido por los maestros que ya daban clases en Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo, planteles que habían abierto sus puertas el 12 de abril de 1971.

Formalmente, ella inició clases el 3 de abril de 1972, adscrita al área de Ciencias Experimentales, e impartió Física y Química durante nueve años, antes de pedir su cambio a Naucalpan. “El plantel era un terreno sin pavimentar, donde se construyeron de manera rápida unos pocos edificios, para atender al primer semestre; al año siguiente, se iba a construir el doble”.

“Todos éramos muy jóvenes; entramos a trabajar el 3 de abril, íbamos muy entusiasmados y contentos porque nos dieron tiempo completo, yo llevaba seis grupos”, refiere la docente con cierto aire de nostalgia, tras explicar que siempre fue un plantel muy noble, pues atendía, sobre todo, a hijos de trabajadores y obreros de zonas como Iztapalapa, Chalco y Los Reyes.

El plantel Oriente, agrega, se caracterizó porque era muy aguerrido, había muchos compañeros de izquierda que todo lo politizaban, pero también había muchas reuniones de academia, se discutían temas, formas de trabajo, se enriquecía la labor docente; además, “estábamos abiertos a los cambios y recapitulábamos, para no caer en el exceso de libertad de cátedra”.

Para la ingeniera química, la fortaleza del Colegio está en su planta docente y sus alumnos, mientras que sus debilidades se hallan en las carencias, “porque a veces trabajábamos contra presupuesto, y en la parte política, porque a veces se le da más importancia que a lo académico”.

“En Oriente viví cosas muy interesantes, tenía un alumno con un nivel social bajo, pero con unas ganas de salir adelante. Era muy padre confrontar sus ideas”, comenta la maestra, para quien el mayor de los aciertos de este Modelo es que los alumnos han tenido que aprender a trabajar en equipo y a hacerse responsables.

“Creo que las primeras generaciones fueron muy fortalecidas, por todas estas formas de actuar y construir, tal vez no salían con muchos conocimientos, pero sí con las bases necesarias para buscar la información, aprender y colaborar”, consideró.

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