ambiguo testamento

El ambiguo testamento

Contradicciones y certezas, unidas por el hilo del sarcasmo

El ambiguo testamento
Contradicciones y certezas, unidas por el hilo del sarcasmo

Pocos son los escritores en estos tiempos que abandonan las filas de la novela del narcotráfico, de los problemas políticos, de la realidad social, del abismo personal, de cuestiones de género para centrarse en un tema más universal que cualquiera: la creación del mundo.

El nuevo libro de Fernando Rivera Calderón (Ciudad de México, 1972), El ambiguo testamento (Reservoir Books), se perfila como el único de las novedades que va hacia el origen del mundo mediante la gracia, la inventiva y un humor negro capaz de propiciar la risa y el ánimo entre los lectores.

Para Rivera Calderón, Dios es una creación del hombre que lo creó para después ser creado por ese Dios. Esta humanización de Dios es el arranque dentro de un cosmos, el de la lectura divertida y contestataria: a las buenas costumbres, a las castrenses, a las sociales, familiares y religiosas.

Escrito de forma fragmentaria, en este conjunto hay no sólo una clara referencia teológica, entendida desde la mirada del autor, con un Dios que se mira creando el mundo o se pregunta quién será, sino es él, el inventor de todas las cosas. Entonces, desde la premisa de un Dios dubitativo, el argumento del libro teje una serie de contradicciones y certezas, unidas por el hilo del sarcasmo.

De los escritos que componen este libro, muchos de ellos fueron creados cuando Calderón tenía 17 años, es decir, es un libro de juventud, aunque con el ojo del hombre de 50 años que tiempo después se ve crear, una casi metáfora de la creación del Universo como la propone en su libro.

Además, es de relevancia la intertextualidad incluida. A manera de pastiche, Rivera Calderón toma como punto de partida obras que lo marcan como lector, como Cien años de soledad, de García Márquez, cuyo arranque lo retoma el autor y lo modifica, a su conveniencia, con otras intenciones, como un homenaje, pero también como una forma de “provocación” al lector, al que le pide que sea un testigo activo, no pasivo.

En el marco del Festival Cultural del CCH, Rivera Calderón compartió con los y las estudiantes fragmentos de su libro, además de dar una charla sobre la creación, la formación de un artista, el trabajo que se realiza al crear una obra y los sinsabores que tiene, en muchas ocasiones, la vida cultural; sin embargo, reconoció que la vida es más feliz haciendo lo que realmente apasiona, por lo que los exhortó a seguir el trayecto que sientan los apasiona.

Sin duda, El ambiguo testamento es una excelente opción para entrar al universo de la lectura, sin pretensiones, sin exigencias, con la imaginación como puente entre la palabra y el lector. 

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