Exorcista

Una secuela decepcionante

La última entrega tiene errores muy evidentes

Una secuela decepcionante
La última entrega tiene errores muy evidentes

Después de 50 años de El Exorcista, David Gordon Green y Blumhouse tomaron la iniciativa de retomar la franquicia y crear una secuela, atrayendo el universo años después de la primera entrega y trayendo viejos personajes que se unen a los nuevos protagonistas.

Tal como sucedió con Halloween, el director homenajea a las primeras películas, pero con la debida precaución y sutileza. La fórmula intenta mantenerse, pero a la vez replantearse, con dos diferencias: superar la idea de la cristiandad como la base del exorcismo y un exorcismo doble, ya que esta vez dos niñas son poseídas.

La idea está bien y pudo seguir un buen camino para retomar la franquicia de forma fresca. Sin embargo, sus fallas también fueron evidentes.

Un gran error fue vender el filme como una secuela anunciando el gran regreso de Ellen Burstyn como Chris MacNeil, misma que más allá de “traicionar” el legado del personaje, es un elemento entrado con calzador y se siente ajeno, es un solo pretexto para utilizar el título de la millonaria saga de terror.

Un problema que ya se siente arrastrado desde la película original es el poco o nulo desarrollo que tienen las niñas poseídas. Alcanzamos a conocerlas tan poco que es muy difícil conectar con su situación y el arco que sus personajes atraviesan.

Ángela (Lydia Jewett) inicia el ritual con el fin de comunicarse con su madre; por accidente, terminan acechadas por un demonio. La pérdida de su mamá define su personaje, sin embargo, todos sus dilemas internos antes y durante la posesión son muy débiles, en especial, porque sólo se muestra de forma superficial el dolor de no tener a su figura materna. 

Cabe mencionar que esta película sería la piedra angular para construir una trilogía de la franquicia con nuevos protagonistas. Por fortuna, superaron la tendencia de los universos cinematográficos, pero esta historia cierra por sí misma sin necesidad de esperar más.

Actualmente, la industria está superando los universos cinematográficos. En paralelo, desde hace varios años se ha gestado la tendencia de las secuelas legado, misma que ha dejado grandes éxitos para las productoras.

A veces salen bien y otras veces muy mal. En el caso de El Exorcista: Creyentes se inclina más hacia el lado de las decepciones, se sienten las limitaciones y es poco atrevida. Al final, arrastra los problemas de la película original, pero siendo un producto menos intenso.

Esta película es una continuidad directa de la original e ignora el resto. Antes de fallecer, el director de la primera entrega, William Friedkin, demostró su descontento a la creación de esta secuela.

 

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