El ejercicio físico, más que una simple actividad, actúa como un poderoso medicamento para el cuerpo y la mente. Al igual que una medicina, el ejercicio proporciona dosis de bienestar a través de sus múltiples beneficios, demostrados científicamente.
La medicina se define como el arte y la ciencia de curar y prevenir las enfermedades (Orimí Durich, 2003). Por tanto, tiene dos vertientes: la medicina preventiva, que abarca el conjunto de actuaciones y consejos médicos dirigidos en específico a la prevención de la enfermedad; y la medicina curativa, que se ocupa de las actividades médicas orientadas a la curación de la enfermedad.
Dentro de las acciones de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, el ejercicio físico adecuado tiene un papel relevante, ha estado asociado a la salud de las personas desde la antigüedad.
Ya en la civilización griega los deportistas ocupaban un lugar destacado en la sociedad, y a lo largo de la historia la longevidad de ciertas poblaciones se relacionó con estilos de vida activos y una adecuada alimentación.
En la segunda mitad del siglo XX se realizaron numerosas investigaciones que lograron demostrar de forma clara lo que se sospechaba por deducciones de la observación diaria: la importancia del ejercicio físico.
Los beneficios
Algunas de las razones por las cuales el ejercicio es considerado como medicina son: la prevención y tratamiento de enfermedades, ya que reduce la presión arterial, mejora el colesterol y fortalece el corazón, disminuyendo el riesgo de infartos y accidentes cerebrovasculares.
También ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre y mejora la sensibilidad a la insulina: quema calorías y ayuda a mantener un peso saludable.
A esto se suma una reducción del riesgo de algunos tipos de cáncer, como el de colon y mama; además, fortalece los huesos y reduce el riesgo de osteoporosis.
Asimismo, reduce el estrés, la ansiedad y la depresión, mejora el estado de ánimo y la autoestima; mejora la capacidad cardiovascular, respiratoria; y la fuerza, la flexibilidad y la coordinación.
Por último, optimiza el sueño, refuerza el sistema inmunológico y ayuda a combatir infecciones y enfermedades.
Haz una rutina
La relevancia del ejercicio físico como factor para mejorar la salud abarca todas las edades. Algunas ideas para incluir la práctica de ejercicio físico en la rutina diaria son subir escaleras en lugar de usar el elevador; caminar después de comer o caminar por la habitación durante las llamadas telefónicas.
Otras recomendaciones son realizar sentadillas mientras se ve la televisión; bailar, practicar yoga, natación, ciclismo o cualquier otra actividad; hacer ejercicio físico con amigos o familiares; dedicar al menos 30 minutos al día de ejercicio físico.
Por último, es importante evitar la monotonía y mantener el cuerpo y la mente estimulados; descansar cuando sea necesario y evitar el sobre entrenamiento; beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio físico y combinar el ejercicio físico con una dieta equilibrada para obtener mejores resultados.
El ejercicio físico es mucho más que una actividad para mantenerse en forma; es una inversión en la salud y bienestar general. Incorporar a la rutina diaria ofrece una amplia gama de beneficios que impactan en el cuerpo y en la mente.
Referencias de consulta:
Oromí Durich, J. (2003). Ejercicio físico y salud. Universidad de Barcelona. Disponible en: https://www.elsevier.es/es-revista-medicina-integral-63-articulo-ejercicio-fisico-salud-13046277
IMSS. (2015). Salud en línea. Actividad física. Disponible en: https://www.imss.gob.mx/salud-en-linea/actividad-fisica