Maestros pueden superar problemas de confianza gracias a la actividad física

El síndrome afecta a docentes

Maestros pueden superar problemas de confianza gracias a la actividad física

El síndrome afecta a docentes
Maestros pueden superar problemas de confianza gracias a la actividad física

La enseñanza puede llegar a ser una ocupación estresante. La baja motivación de los alumnos, la falta de tiempo, las presiones administrativas, los conflictos familiares, los problemas de conducta y las agresiones por parte de los estudiantes pueden contribuir al desarrollo de diversos síntomas somáticos y psicológicos entre los docentes.

Cuando la experiencia de estrés se prolonga en el tiempo sin esperanza de solución puede desencadenar lo que se conoce como burnout, momento en el que el docente siente agotamiento físico, emocional y actitudinal.

El burnout ha sido definido como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y logro personal reducido, lo que se convierte en especial riesgo para las personas que trabajan con otras personas.

Además, se considera una experiencia de estrés individual integrada en un contexto complejo de relaciones sociales que implica la percepción tanto de uno mismo como de los demás.

Los síntomas del burnout han sido estudiados mediante el Inventario de Burnout de Maslach (MBI, por sus siglas en inglés) (Maslach y Jackson, 1981). El MBI incluye tres factores basados hipotéticos componentes del síndrome: agotamiento emocional, despersonalización y logro personal. En general, esta estructura se ha confirmado en diversos estudios.

Los factores de la subescala de agotamiento emocional describen sentimientos de estar emocionalmente sobrepasado y agotado por el trabajo, la subescala de despersonalización se refiere a una actitud fría e impersonal hacia los alumnos y, finalmente, la subescala de logro personal describe sentimientos de éxito y competencia en el quehacer docente.

No es considerada tal cual una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero sí reconoce que puede ser el detonante de otros problemas de salud física y mental mucho más graves, por lo que se ha hecho más conciencia respecto al tema.

El agotamiento que produce es tal que impide a la persona cumplir con funciones básicas de la vida diaria, como seguir una dieta saludable, tener buenos hábitos de sueño, higiene y cuidados personales, orden y limpieza, etcétera.

En el año 2000, el síndrome de burnout fue declarado factor de riesgo laboral por la OMS debido a las repercusiones que tiene en la salud mental, la calidad de vida y pudiendo llegar a suponer un riesgo para quienes lo sufren.

 

Efectos del ejercicio físico

Numerosos estudios destacan los beneficios del deporte no solo en la salud física, sino también en la salud mental. A nivel fisiológico, el ejercicio físico aumenta el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF). Esta proteína está involucrada en la neurogénesis, la proliferación, la diferenciación, la angiogénesis, la longevidad de las neuronas y la neuroplasticidad, además de mejorar la función cognitiva. La zona del hipocampo responde con más fuerza y eficacia tras la realización de ejercicio.

Se ha observado que la concentración de BDNF depende de la intensidad del ejercicio que se realiza. Y está demostrado que los individuos activos físicamente tienen concentraciones más altas de BDNF y mayor volumen de materia gris en comparación con los individuos cuyo estilo de vida es más sedentario.

La actividad aeróbica también puede disminuir la atrofia relacionada a la edad en las cortezas temporal y prefrontal del cerebro, que están relacionadas con las funciones de control ejecutivo, como la regulación del comportamiento social y la toma de decisiones.

Para los docentes, la realización de ejercicio físico de forma habitual puede ayudar a la disminución del agotamiento emocional y una mejora del bienestar de los profesionales. Además, puede ayudar a superar la falta de confianza que pueden experimentar cuando se enfrentan a problemas académicos.

Asimismo, mejora la concentración y permite al profesorado evadirse mentalmente de su trabajo, lo que permite que una vez acabada la jornada laboral, se desconecten de ese mundo y puedan centrarse en otros hobbies o intereses.

Por último, la realización de ejercicio físico puede disminuir el agotamiento emocional, mejorar el bienestar, la confianza y concentración de los docentes. 

 

Referencias de consulta:

Organización Mundial de la Salud. Actividad física. Datos y cifras 2020. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/factsheets/detail/physical-activity

Maslach, C. y Jackson. (1981). MBI Investigación edición manual. Palo Alto, Revista de consulta psicológica.

Calpa Pastas, A. M., Santacruz Bolaños, G. A., Álvarez Bravo, M., Zambrano Guerrero, S. M. Promoción de estilos de vida saludables: estrategias y escenarios. Hacia la promoción de la salud 2019. Disponible en: https://tinyurl.com/yydr6va6

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