Celebramos 51 años

Celebramos 51 años con esperanza en el futuro

Somos una institución con un Modelo Educativo de vanguardia y en evolución permanente

Celebramos 51 años con esperanza en el futuro
Somos una institución con un Modelo Educativo de vanguardia y en evolución permanente

A un año de haber comenzado los festejos por su medio siglo, en medio de una emergencia sanitaria que parece no tener fin, el Colegio de Ciencias y Humanidades está listo para comenzar una nueva etapa, consciente de los grandes desafíos que supone reinventarse para seguir cumpliendo su compromiso con una educación integral que siga ofreciendo más y mejores herramientas para que los jóvenes enfrenten el futuro.

El 26 de enero se cumplen 51 años de que fuera aprobado el proyecto que le dio vida a esta institución, cuyo Modelo Educativo, flexible e innovador, no sólo ha reafirmado su vigencia, sino que se ha convertido en referente para otras instituciones de bachillerato a nivel nacional; especialmente durante la emergencia sanitaria, donde el proceso de enseñanza-aprendizaje tuvo que mudarse a aulas virtuales y hoy estrena un modelo híbrido que apunta hacia una modalidad mixta.

Estos 51 años sin duda, marcan el inicio de un nuevo ciclo, que supondrá, entre otros retos, continuar la formación y actualización de los profesores para que, con base, en el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías a la enseñanza, se avance en el diseño de las asignaturas curriculares en línea.

Y, como ha ocurrido desde su fundación, seguir fomentando el desarrollo de un alumnado crítico, que aprenda a aprender, a hacer y a ser, preceptos fundamentales que le han permitido a la institución adaptarse y crecer con espíritu inquebrantable, respondiendo siempre a las coyunturas que se presenten.

Un compromiso del cual, seguramente, saldrá airoso, pues cuenta con bases sólidas, tanto en su visión como en su misión, que se resumen en la búsqueda de egresar jóvenes protagonistas de su propia formación, que se apropien de la cultura de su medio y sean capaces de obtener, jerarquizar y validar información, empleando los instrumentos clásicos y hoy, más que nunca, los tecnológicos para resolver con ello los problemas de su tiempo.

 

El alumnado, un motor

Hoy, como hace 51 años, los alumnos siguen siendo la razón de ser del Colegio, su motor, el puerto al que se anhela llegar con educación de calidad. Es con ellos con quienes se tiene el compromiso de una educación integral, basada no sólo en conocimientos científicos o sociales, sino en valores humanos, cívicos y éticos, porque la apuesta del CCH no es sólo formar buenos estudiantes, sino mejores ciudadanos.

De ello pueden dar cuenta más de un millón 37 mil 257 alumnos que a la fecha han pasado por las aulas y diversos espacios del Colegio y que lo han engrandecido con sus vivencias e historias de éxito, como se evidencia en un sinnúmero de testimonios de cecehacheros y excecehacheros, que hoy son destacados deportistas o profesionistas en todas las ramas del conocimiento, un orgullo de esta Universidad, cuyo nombre ponen en alto también en otros países.

 

Maestros, un pilar imprescindible

Sin duda ha sido grande el trabajo que a la fecha se ha hecho para impartir los conocimientos necesarios para una formación de calidad, que posibilite a los alumnos y alumnas de sus cinco planteles concluir exitosamente su bachillerato y cursar una carrera profesional en la UNAM, o bien, enfrentar la vida laboral y cotidiana con los principios éticos universitarios que contribuyan a una mejor sociedad.

Ello ha sido posible gracias al compromiso docente de su profesorado, que con su actividad de enseñanza, pero también de investigación y de colegialidad, ha dado sentido y rumbo a la educación que aquí se imparte. Su resiliencia, vocación y cariño a su labor docente nunca antes estuvo más a prueba que en tiempos de pandemia, en que han logrado salir adelante para bien de los alumnos, de ellos y de la institución.

Es así como los valores y principios de su Modelo Educativo y el compromiso con la educación de su planta docente, en sus cinco planteles, han colocado al Colegio como un sistema de bachillerato de vanguardia a nivel nacional, especialmente durante la pandemia por Covid 19, a cuyas demandas ha respondido satisfactoriamente, logrando un nivel histórico de egreso de casi 78 por ciento.

 

Adecuarse o morir

La pandemia por Covid-19 trajo consigo altas cifras de deserción escolar en todos los niveles educativos debido a factores de salud, de economía y familiares, pero eso no ocurrió en el Colegio, donde se mantuvo un histórico egreso cercano al 80 por ciento de la generación 2019, gracias al esfuerzo de autoridades, docentes y de los alumnos, quienes aprovecharon la flexibilidad del Modelo Educativo para salir adelante.

La institución redobló esfuerzos para mejorar el aprendizaje de los alumnos con el apoyo de las herramientas y recursos digitales, impulsando cursos de formación para los profesores, que los capacitaran para el uso de nuevas tecnologías y las clases a distancia; además, habilitó 28 mil 470 aulas virtuales en Teams para ofrecer clases en línea durante la pandemia, y repositorios de materiales didácticos sobre las asignaturas del Plan de estudio, para que los alumnos continuaran su formación desde sus casas.

Para resolver la conectividad y el acceso a computadoras, con apoyo de las autoridades centrales, se pusieron en funcionamiento los centros de cómputo PC PUMA y se dotó de tabletas y dispositivos electrónicos a quienes carecían de equipo tecnológico para sus clases a distancia; además, habilitó 116 mil 967 cuentas de correo electrónico institucional para mantener la comunicación entre estudiantes y profesores.

Recientemente, en el plantel Vallejo se inauguró el Aula del Futuro, un proyecto de colaboración entre la Secretaría de Desarrollo Institucional de la UNAM, el Instituto de Ciencias Aplicadas y Tecnología (ICAT) y el propio CCH, que promoverá escenarios educativos innovadores, a partir del trabajo colaborativo basado en un modelo tecno-pedagógico, el cual se espera que pronto sea replicado en los cinco planteles.

En el marco de la pandemia, la institución ha generado su propio Protocolo de regreso a clases presenciales para el semestre 2022-2 y evolucionado también en sus espacios y servicios, como lo muestra la ampliación de la Red Inalámbrica Universitaria, y la adecuación de los planteles que ahora cuentan con despachadores de gel sanitizante y lavamanos, que permitan seguir al pie de la letra las medidas sanitarias establecidas en su protocolo.

Ello con el propósito de salvaguardar a los más de 57 mil estudiantes inscritos, tres mil 44 profesores y dos mil 328 trabajadores que conforman su comunidad.

Para la denominada nueva normalidad, el H. Consejo Técnico estableció que las clases continúen en las aulas virtuales, como se venían desarrollando en el semestre anterior, y que la asistencia a las actividades en los planteles se haga de forma gradual, ordenada y voluntaria para el personal docente y el alumnado, en función de un 33 por ciento de la población escolar.

Que en todos los espacios universitarios sea necesario el uso de cubrebocas, lavado constante de manos, aplicación de gel desinfectante y evitar aglomeraciones, pues es responsabilidad de todos cuidarnos los unos a los otros en esta nueva modalidad híbrida de actividades, y que en caso de que algún integrante de la comunidad presente síntomas de Covid, lo notifique y no acuda a las instalaciones.

 

Algo de historia

El proyecto del Colegio de Ciencias y Humanidades fue aprobado por el Consejo Universitario de la UNAM el 26 de enero de 1971, durante el rectorado del doctor Pablo González Casanova, quien lo consideró como: la creación de un motor permanente de innovación de la enseñanza universitaria y nacional, “el cual deberá ser complementado con esfuerzos sistemáticos que mejoren, a lo largo de todo el proceso educativo, nuestros sistemas de evaluación de lo que enseñamos y de lo que aprenden los estudiantes”.

Fue proyectado para atender una creciente demanda de ingreso a Nivel Medio Superior en la zona metropolitana y al mismo tiempo, para resolver la desvinculación existente entre las diversas escuelas, facultades, institutos y centros de investigación de la UNAM, así como para impulsar la transformación académica de la propia Universidad con una nueva perspectiva curricular y nuevos métodos de enseñanza.

Los trabajos para su creación fueron confiados a un grupo de 80 destacados universitarios encabezados por Roger Díaz de Cossío, entonces coordinador de Ciencias de la Universidad.  El equipo trabajó en la elaboración de planes y programas de estudio, que propiciaron varias opciones contra el proyecto, al cual se conoció también con el nombre de Nueva Universidad, por lo que las propias autoridades decidieron suspenderlo.

Posteriormente, con la participación de los coordinadores de Ciencias y Humanidades de la Universidad, Guillermo Soberón y Rubén Bonifaz Nuño; de los directores de las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias, Química y Ciencias Políticas y Sociales, Ricardo Guerra Tejada, Juan Manuel Lozano, José F. Herrán y, Víctor Flores Olea y del director de la Escuela Nacional Preparatoria, Moisés Hurtado G. respectivamente, González Casanova elaboró un plan para crear un sistema innovador que se denominó Colegio de Ciencias y Humanidades.

Los primeros planteles en abrir sus puertas fueron Azcapotzalco, Naucalpan y Vallejo, el 12 de abril de 1971, al siguiente año hicieron lo correspondiente los planteles Oriente y Sur.

 

Desarrollo y crecimiento

A lo largo de su historia, el Colegio se ha transformado y avanzando para elevar la calidad de la enseñanza que imparte; éxito que refleja en las etapas por las que ha pasado, entre las cuales destacan: la creación de su Consejo Técnico en 1992; la actualización de su Plan de Estudios en 1996; la obtención al rango de Escuela Nacional en 1997, y la instalación de la Dirección General en 1998.

El CCH está integrado por una Dirección General, encabezada por un director general y nueve secretarías que apoyan la actividad académica y administrativa; cinco planteles, cuatro en la Ciudad de México y uno en el Estado de México; cada uno dirigido por un director y secretarías de apoyo académico y administrativo, donde se imparten clases en los turnos matutino y vespertino.

Desde su creación, se rige por tres principios fundamentales: aprender a aprender, es decir, que el alumno sea capaz de adquirir nuevos conocimientos por propia cuenta.

Aprender a hacer, que el alumno desarrolle habilidades que le permitirán poner en práctica lo aprendido en el aula y en el laboratorio. Supone conocimientos, elementos de métodos diversos, enfoques de enseñanza y procedimientos de trabajo en clase, y Aprender a ser, que el alumno desarrolle, además de los conocimientos científicos e intelectuales, valores humanos, cívicos y éticos.

A la fecha los destinos de esta institución han estado a cargo de los coordinadores: Manuel Pérez Rocha (1973), Henrique González Casanova (1973-1974), Fernando Pérez Correa (1974-1977), David Pantoja Morán (1977-1982), Javier Palencia Gómez (1982-1986), Darvelio Castaño Asmitia (1986-1987), Alfonso López Tapia (1988-1993), y Jorge González Teyssier (1995-1998).

Asimismo, de los directores generales José de Jesús Bazán Levy (1998-2006), Rito Terán Olguín (2006-2010), Lucía Laura Muñoz Corona (2010-2014), Jesús Salinas Herrera (2014-2018), y el actual director general Benjamín Barajas Sánchez (2018-presente), a quien ha tocado sortear una dura prueba con la llegada de la pandemia por Covid-19 y liderando un proceso de transformación que ha llevado a implementar la modalidad a distancia e híbrida de clases.

Es así que, gracias a a la resiliencia de su comunidad docente y estudiantil, el Colegio ha podido adecuarse a las condiciones derivadas de la emergencia sanitaria por la pandemia.

Su concepción de educación, cultura, enfoques disciplinarios y pedagógicos han mantenido su vigencia y adquirido en los últimos años una gran aceptación a nivel nacional.

Una  de las cosas que más se ha elogiado del Colegio es su capacidad para que, al egresar, sus estudiantes sean sujetos, actores de su propia formación, con bases para cursar con éxito sus estudios superiores y una actitud permanente de formación autónoma.

Asimismo, que promuevan su desarrollo como personas dotadas de valores y actitudes éticas fundadas, con sensibilidad e intereses en las manifestaciones artísticas, humanísticas.

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