“Para mí el CCH significa libertad, que te da la institución, que es, me parece, la necesaria para madurar; el conocimiento que te brinda es de calidad, sus instalaciones, docentes y personal te dan todo para adquirir los mejores saberes, y la felicidad que tuve a lo largo de estos años es lo más bonito de este lugar”, detalló Christopher Burgos Segovia, quien en pocos días finalizará oficialmente sus estudios del Nivel Medio Superior en el plantel Oriente del Colegio de Ciencias y Humanidades.
En entrevista, el estudiante recorre con la memoria su paso en este centro escolar universitario y considera que fue “un periodo maravilloso”, y todo esto es gracias a sus maestros, amigos, compañeros de equipo, “personas que me hicieron pasar la mejor estancia que he tenido, dentro del salón de clases, en canchas, en torneos o reuniones; por eso, la felicidad que te ofrece el plantel, las aventuras y recuerdos que me dio son y serán lo más bonito de esta hermosa escuela llamada CCH”.
En este sentido, subraya los valores que le ha dejado, las amistades, las oportunidades y, por supuesto, el aprendizaje. “Lo mejor de esta institución es la manera en que te hace crecer personalmente; nos brinda muchas oportunidades y libertades que nos prepararán, nos pone a muchas personas en nuestro camino y nosotros decidimos con quiénes quedarnos; nos da distintas oportunidades y sólo nosotros sabemos si hay que tomarlas; nos da aprendizajes y nosotros sabemos qué rescatamos. Por eso, para mí, esa libertad que lo caracteriza es invaluable, libertad que te preparará y te hará saber quién y qué eres, que te ayudará crecer. Es la libertad que todos necesitamos para dar el salto a la madurez”.
Al ingresar a este bachillerato de la UNAM, comenta Burgos Segovia, “comienzas a darte cuenta de qué tipo de persona eres y cuáles son aquellas que necesitas para crecer, las que se pueden considerar amigos y las que sólo son compañeros, los que pueden beneficiar y apoyarte a lo largo de la vida y las que sólo serán un bache”.
Al referirse al último periodo trazado por la enseñanza a distancia, Christopher Burgos, quien tiene un promedio de 9.43, reconoce que tuvo aprendizajes enriquecedores “a pesar de las adversidades y de no tener la misma interacción personal con los docentes; el interés de ellos por su trabajo y la pasión por enseñar sacaron el barco a flote. Tuve profesores muy comprometidos, quienes me enseñaron mucho y no sólo de su materia, también me enseñaron a cargar con responsabilidades, a tener tenacidad y llevar compromisos”.
Sin lugar a duda, destaca el alumno, el mayor reto fue aceptar las condiciones de su aprendizaje, “asimilar que no podría pasar mi último año en la escuela y aceptar que debía esforzarme más para verdaderamente aprender y no sólo pasar materias”.
En este sentido, sus maestros fueron pieza importante y, sobre todo, en el proceso de elegir licenciatura, ya que recibió las orientaciones vocacionales y recomendaciones que ofreció su plantel. “En mi paso por el CCH puedo decir que tuve unos excelentes profesores, los cuales me enseñaron y demostraron la importancia de amar el oficio (que se elija), me enseñaron que lo más importante al decidir lo que se estudiará, es que te haga feliz, que puedas disfrutar haciéndolo, que te llene estudiar y no te pese hacer más esfuerzos que el resto”, aseguró.
De esta manera, el estudiante dijo que recomendaría al Colegio a las generaciones que vienen: “Entre los aspectos a destacar está la calidad de su personal, sus docentes, la gran extensión del plantel, los deportes que puedes hacer, los proyectos a los que puedes unirte, las libertades que te da y por supuesto el prestigio que tiene pertenecer a la UNAM. En lo personal, he crecido en muchas ramas, he podido ser disciplinado, comprometido, eficiente, audaz, responsable y maduro, básicamente puedo decir que me ha ayudado a crecer y mejorar como aprendiz y como persona”.
“Lo mejor de esta institución es la manera en que te hace crecer personalmente; nos brinda muchas oportunidades.”
Christopher Burgos Segovia
Estudiante del CCH
