En su novela Llamadas de Ámsterdam (Almadía, 2003), Juan Villoro nos transmite la esperanza de merecer la segunda oportunidad de un amor lejano.
Esta historia del narrador y cronista nacido en 1956 habla de aquellos amores que llegan para quedarse, esos que quedan tatuados en el corazón por el resto de nuestras vidas.
En su relato teje la relación de Juan Jesús y Nuria, ambos habitantes de la Ciudad de México. Él, un pintor frustrado por “temores que lo acosan y no le permiten su gran momento”. Ella, una mujer decidida a cumplir sus sueños, aunque el amor que siente por su padre la frena en múltiples ocasiones, y eso genera distanciamiento y ruptura con Juan Jesús.
En 10 años de noviazgo y aventuras extraordinarias, Nuria y Juan Jesús planean visitar Ámsterdam, pues esa mudanza, están convencidos, cambiará sus vidas; sin embargo, el padre de Nuria –un viejo político priista– cae enfermo y eso los obliga a posponer el viaje. En este momento, Juan Jesús percibe señales extrañas, la actitud de Nuria también es extraña. Entonces deciden separarse y tomar caminos distintos.
Después de siete años, Juan Jesús crea un mundo en el que aún cobija los recuerdos de su amada Nuria. Pero el destino, aunque veleidoso, se pone de su lado: muega las cartas de tal manera que los hace coincidir en Ámsterdam, la famosa avenida de la colonia Condesa.
A través de una prosa sencilla, que es la más difícil de dominar, Villoro nos muestra en su novela el valor del instante fugaz en un relato poblado de romance y de redescubrimiento.
Esta novela evoca el retorno de viejos amores. En ese sentido, quizá en el corazón de los jóvenes lectores plante la semilla que, en el futuro, pueda germinar una segunda oportunidad en el amor.
En 2019, el crítico Diego Quiñones escribió en el diario El Universal: “Una segunda oportunidad, Llamadas de Ámsterdam”, además de cumplir con características románticas, hace una descripción y crítica por medio de una ciudad alterna donde los problemas no influyen en las vidas de los protagonistas, un mundo que en su mente es perfecto y ocasiona que se plantee una comparación entre la realidad y la imaginación”.
