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Presenta una retrospectiva en el MUAC

La artista mexicana muestra una visión inversa de su obra

Presenta una retrospectiva en el MUAC
La artista mexicana muestra una visión inversa de su obra

Cinco décadas en espiral, la retrospectiva de Magali Lara en el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), presenta una visión inversa de su trayectoria artística. La muestra inicia con dos murales de 2025: Estiro los dedos y La piel son nubarrones negros, y desde ahí sigue un recorrido en espiral hacia sus primeras obras de los setenta y ochenta. Esta estructura refleja la naturaleza no lineal de su producción.

Lara (Ciudad de México, 1956), una de las artistas más influyentes del país, ha explorado la tensión entre la presencia y la ausencia en medios como el dibujo, la pintura, la animación y el libro de artista. Su obra invita a un diálogo emocional con lo frágil, lo natural y el color. Según la curadora Virginia Roy, su trabajo “palpita de forma permanente entre el afuera y el adentro”.

Sobre los murales, Lara comenta: “Trabajo mucho con cuadernos y de pronto aparecieron estas figuras un poquito monstruosas. Me interesa mucho la figura del monstruo. Los murales anuncian estas cosas negras que también aparecen en una pieza principal. Además, uno parece piedra y el otro árbol, quizá porque cada vez me interesa más la crisis climática y la naturaleza desde otra perspectiva”.

La literatura es esencial en su obra. “Mi hermano Hernán Lara, que acaba de morir, estudió literatura. Él abrió la biblioteca para mí. De niña, los libros me daban consuelo porque no entendía por qué los adultos decían algo y hacían lo contrario. Mi mamá mentía muy bien. Y la literatura trataba de eso, de entender que el mundo no es fácil”, relata la artista.

También destaca la relación entre lo visual y lo literario: “En los años sesenta y setenta, autores como Cortázar jugaban con el diseño y la imagen. La estructura de la escritura me es muy afín. Con la poesía aprendí que el espacio negativo es muy importante”.

Su trazo, caracterizado por la fragilidad y los motivos vegetales, responde a su interés por la transformación y la apertura: “Quería que la línea tuviera pulso, que tuviera duda. Tiene que ver con la idea poética de que en lo no dicho está lo dicho. Lo floral lo reutilicé para hablar de lo anímico: cuando amas, algo se abre”. 

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