“Los seres humanos deseamos contar con las características fantásticas de diversas especies animales, porque admiramos sus poderes para sobrevivir y adaptarse; sin embargo, es el humano quien más los daña”, lamentó Horacio Mena González, investigador del Laboratorio de Restauración Ecológica, del Instituto de Biología de la UNAM.
Durante la conferencia “¡Axolote de Xochimilco, un superhéroe de verdad!”, en el Siladin del plantel Sur, el investigador comentó que el axolote o ajolote mexicano (Ambystoma mexicanum) “posee particularidades de un héroe al contar con capacidades especiales”, entre ellas, algunas bondades anatómicas que lo convierten en una especie misteriosa.
“Hoy se sabe, gracias a investigaciones en laboratorio, que su genoma es diez veces mayor que el de los humanos; además, puede regenerar partes de su cuerpo con relativa facilidad, es un atleta en ambientes abiertos si tomamos en cuenta su tamaño y es muy inteligente”, dijo.
Por lo anterior, comentó que los investigadores tienen el compromiso de hacer todo lo que este en sus posibilidades para que el ajolote mexicano se desarrolle y viva en los canales de Xochimilco, su hábitat natural.
Mena González aseguró que, de acuerdo con estudios y seguimientos anteriores, se pronosticaba que en 2020 la especie animal podría desaparecer de Xochimilco por diversas causas, como la contaminación de los canales; además, resaltó que de seis mil ejemplares que están en vida libre, quedan alrededor de tres mil.
“Al momento, se sabe que alrededor de cinco mil personas acuden a sus prácticas futbol en chinampas, las cuales han sido adaptadas y empastadas. Para contar con buen pasto, éstas reciben fertilizantes que se trasminan al agua, mismos que dañan a los ajolotes”.
En ese sentido, consideró importante “que todos hagamos lo posible para que estos animalitos sobrevivan y se pongan en marcha estrategias de conservación en lagos donde puedan habitar y reproducirse”.
En la cultura
En otra parte de su charla con los profesores y alumnos, el investigador resaltó que uno de los precursores en promover el cuidado y tradición histórica del ajolote fue el pintor Diego Rivera, quien lo plasmó en diversas obras relacionadas con el agua.
Además, recordó la concepción de esta especie animal en la mitología prehispánica, ya que se creía que era un dios. Cabe señalar que solo los emperadores, como Moctezuma, podían comerlo debido a sus características supremas; sin embargo, “esto cambió cuando los antiguos mexicanos pasaron hambre y tuvieron que consumirlo, lo que iba en contra de sus creencias religiosas”.
Aunado a ello, indicó que el naturalista alemán Alexander Von Humboldt llevó ajolotes a Francia para que se conociera la especie, sin embargo, en este país los investigadores no sabían cómo clasificarla, porque ignoraban su existencia; no obstante, quedaron fascinados por sus características.
Por último, Mena González recordó que el zoólogo francés Auguste Duméril se interesó por la especie y logró su crianza en cautiverio para en su momento compartirla con otras naciones.
“Lo más importante de toda esta historia es que el axolote o ajolote regrese a su casa, es decir, a los canales de Xochimilco, para continuar viviendo en vida libre como lo hizo desde un principio”, finalizó Mena.
La leyenda de Xólotl
La mitología mexica cuenta que para el nacimiento del Quinto Sol todos los dioses tuvieron que sacrificarse, sin embargo, Xólotl, el dios gemelo de Quetzalcóatl, no quiso hacerlo. Decidido a escapar de la muerte, se ocultó en varios lugares y para ello cambiaba su forma. Primero se convirtió en maíz de dos cañas, luego en penca de maguey y, al final, en axólotl (monstruo de agua). Cuando el viento lo encontró en las aguas, fue llevado a Teotihuacán para ser sacrificado y así finalizar con la creación del universo.
