“Creemos en el futuro, en el ser humano, en la sociedad y en la educación, y es ésta la única herramienta para poder transformar al mundo. Porque ser maestro es elegir una forma de vida que se asume desde el acto diario de enseñar y aprender enseñando, poniendo siempre el corazón en lo que hacemos”, afirmó la profesora María Ubaldina del Rosario Álvarez Rivera, con 51 años de labor docente en el plantel Azcapotzalco del CCH.
Ella, junto a más de un centenar de profesores de diversas áreas del conocimiento, que cumplieron entre 10 y 50 años de labor académica, fueron homenajeados el 16 de mayo, en una ceremonia presencial, a dos años de que se suspendieran por la emergencia sanitaria.
Esta determinación que acompaña a los profesores de Azcapotzalco fue enaltecida por el director Javier Consuelo, al reconocer en ellos la vocación de la docencia, de vivir lo que los griegos llamaron el tiempo Aión, en contraparte del tiempo cronológico que devora todo.
“Hoy vivimos un tiempo difícil para todos, un tiempo en que varios compañeros anhelaban estar aquí y ya no están por la pandemia, por algún padecimiento o porque su estado físico no se los permite. Lamentamos estas situaciones y pensamos en ellos (…) en su solidaridad, sus conocimientos, su creatividad y toda su esencia que hoy vive y se reinventa en nuestras actividades en clase”.
Porque son ellos el principal motor de aprendizaje de los alumnos, pues la docencia es la profesión de mayor trascendencia social, porque involucra la transmisión permanente y actualizada de conocimientos y la transformación del educando mediante principios, valores, actitudes y hábitos, destacó la secretaria Académica del CCH, María Elena Juárez, en representación del director general, Benjamín Barajas Sánchez.
En ello coincidió Beatriz Almanza, secretaria Académica de Azcapotzalco, para quien hoy, ante el regreso a actividades presenciales, es necesario refrendar ante académicos y estudiantes el espíritu de colaboración para construir una comunidad de apoyo, con respeto y amor.
