Una forma de explicar los problemas que vivimos en nuestro quehacer educativo es mediante la investigación educativa; la cual tiene como objetivo conocer y reflexionar sobre los temas propios de la enseñanza y el aprendizaje, para luego compartir los descubrimientos inherentes a un proceso de indagación sistemática. La investigación educativa tiene como propósito la innovación para mejorar la docencia en los ambientes escolares.

En el espacio educativo, cualquier profesional de la docencia puede desempeñar un papel clave como investigador de su práctica, ya sea para mejorar su formación, su desempeño en el aula o escuela, o para continuar con las especulaciones teóricas de esta rama del conocimiento.

Por otra parte, la investigación educativa ha adquirido un papel importante para la toma de decisiones entre quienes son responsables de la planeación y conducción de los centros escolares, ya que los datos sólidos, producto de un análisis riguroso, permiten realizar acciones más informadas y asertivas.

En este sentido, las instituciones que deseen mejorar los aprendizajes de sus alumnos deberán apoyarse en las investigaciones educativas, pues sus resultados reorientan los programas de formación de los profesores y, en consecuencia, renuevan la práctica docente en las aulas y laboratorios. Dichos trabajos también clarifican los conocimientos del perfil de los alumnos, los contextos escolares y la preparación de materiales didácticos.

Por todas estas razones, es de celebrar el número presente de Eutopía, cuyos artículos muestran la experiencia de connotados académicos sobre el tema antes descrito. Esperemos que el curioso lector encuentre en ellos algunos motivos para indagar sobre su quehacer en el aula.

Dr. Benjamín Barajas Sánchez

Director General del Colegio de Ciencias y Humanidades