La influyente revista estadunidense Time la calificó como una heroína ambiental. Esta vez, la afamada filósofa y ecofeminista india Vandana Shiva se dio tiempo para compartir, de manera virtual, su experiencia con la comunidad de la UNAM.
En la videoconferencia “Mujeres líderes”, organizada por la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad en el marco del Día Mundial de la Tierra, Shiva se refirió al “cártel del veneno”, que data de la época de Hitler, creadores del glifosato y transgénicos y compradores de Monsanto; también a los tipos de cánceres que ha provocado la farmacéutica Johnson y Johnson, o cómo el gigante Dupont controla las semillas y los agroquímicos del mundo. Asimismo, mencionó la colonización de la India: “fuimos el país más rico y nos dejaron con el dos por ciento; el patriarcado capitalista fue construido muy cuidadosamente”.
La doctora en Física Cuántica por la Universidad de Western, Ontario, afirmó que siempre se ha sentido cerca de México: “Aunque seamos dos extremos del mundo, tenemos tanta similitud. Somos culturas de la tierra. Siempre hemos reconocido la severa crisis que enfrentamos y buscamos soluciones. Hoy estamos ante una con múltiples emergencias, una que amenaza a los humanos y la supervivencia de otras especies. Millones de especies están en peligro de extinción, de hecho, 200 desaparecen cada día. El camino de la humanidad claramente no es sostenible, porque está destruyendo la vida que sostiene a la tierra”.
Y luego sostuvo: “Para mí, las mujeres siempre hemos sido expertas en economía del sustento; desde que comencé mi trabajo en ecología he estado en tres economías simultáneamente: la de la naturaleza, sin la cual no tendríamos aire para respirar, agua para beber y comida; luego está la del sustento, predominantemente de mujeres, y la esclavizada, que está subordinada a poderes más grandes que tú y que se ha convertido en una pirámide invertida, porque se le ha dado prioridad a los mercados a través de la extracción de la tierra, que ha llevado a una crisis ecológica, al agotamiento de la economía de la naturaleza y a la crisis de la pobreza”.
La investigadora en ciencia, tecnología y políticas ambientales reconoció que las personas que trabajan de manera cercana al suelo son más conscientes de las consecuencias del uso de los agroquímicos.
La acción individual, prosiguió, “debe ser integral en una evaluación del sistema del que somos parte; nosotros tenemos que hacer las tareas, por supuesto, pero la parte política también es importante”.
La ecologista, que la revista Forbes incluyó como una de las siete mujeres más poderosas del mundo, señaló que las acciones individuales, como elegir alimentos orgánicos, no sería suficiente por dos razones: “Lo orgánico era la comida asequible, normalmente la otra era más cara, pero después fue subsidiada y se abarató. Cada comida chatarra tiene un subsidio enorme para enfermarnos. Y después hay un monopolio con precios más bajos y hay menos dinero, entonces compramos más barato, por eso Amazon puede utilizar 60 por ciento de descuento, porque ya tienen un subsidio de los productores originales”.
Y qué sucede con lo orgánico, manifestó, “qué va a suceder con la comida real si permitimos que empresas como la de Bill Gates sigan creciendo. Dicen que la comida orgánica es un lujo, pero tenemos que ser capaces de cambiar el sistema, necesitamos tomar las decisiones correctas, porque nuestro cuerpo lo necesita. Requerimos construir una economía de lo orgánico, de comida real. Estos cambios son parte de nuestro proyecto y ustedes están en un país donde hay una intención de hacer este cambio”.
Y concluyó: “En los últimos 30 años me he dado cuenta de que la agricultura y los alimentos son el mejor lugar donde podríamos estar. Tendríamos que ser innovadores, crear granjas, agricultura colectiva, comunidades de alimentos. Ya sucede en diferentes lugares de la Ciudad de México, la juventud lo está haciendo”.
