A lo largo de los años, la Coordinación de Teatro de la UNAM se ha caracterizado por producir solo espectáculos que sean estrenos en nuestro país. Esta iniciativa posiciona a la UNAM como uno de los pocos teatros con una visión clara en cuanto a los parámetros de su dirección artística. Quizás por esta razón los teatros de nuestra institución cuentan con un público que frecuentemente llena las salas. En esta ocasión me voy a referir a Django con la soga al cuello, producción que responde cabalmente a las premisas de nuestra Universidad y que estrenó en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario el pasado domingo 21 de enero.
Se trata de una coproducción de Por Piedad Teatro, la UNAM y el Sistema de Apoyos a la Creación y a Proyectos Culturales, que unen esfuerzos para llevar a escena una propuesta de teatro que nació durante la pandemia, cuando Ana Graham y Antonio Vega recibieron un apoyo de PlayCo. en Estados Unidos para realizar un trabajo artístico atendiendo a las limitantes que el confinamiento exigía. Así, la obra se produjo con materiales reciclados y fue pensada para transmitirse en distintas plataformas, mismas que incluyeron la página de Teatro UNAM. Respecto a esta nueva producción Antonio Vega, dramaturgo, director y actor comentó:
“Han pasado varios años desde que tuve la idea de crear una obra esperanzadora acerca de la depresión. La oportunidad llegó durante la pandemia cuando Ana y yo recibimos una invitación de la compañía neoyorquina PlayCo. para hacer teatro en un momento en el que hacer teatro parecía casi imposible. Un poco después, 59E59 Theaters/The Elysabeth Kleinhans Foundation hizo posible que termináramos la versión digital en inglés, Django in Pain. Posteriormente Teatro UNAM nos apoyó para realizar la versión digital en español. Tras sus respectivas temporadas en Nueva York, Ciudad de México y algunos festivales internacionales, Teatro UNAM nos invitó a realizar la versión teatral de esta historia; de esta manera, un proyecto que nació de un gesto de solidaridad y que realizamos en total aislamiento en la recámara de un departamento, ahora cobra vida en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón en el Centro Cultural Universitario, uno de mis lugares favoritos en el mundo. ¿Qué más le puedo pedir a la vida?”
Uno de los rasgos que más alabo de esta propuesta es que la creación se realiza desde la honestidad. Es una obra que habla de la depresión, con la premisa de contar una historia feliz con personajes que en un principio no son felices. Un trabajo como éste debe valerse de la investigación, el compromiso y la empatía, lo que queda de manifiesto en la propuesta. El tratamiento del tema es relevante y necesario en nuestros tiempos. Y es que, después de la pandemia, nos reincorporamos a nuestras actividades poco a poco, siguiendo las medidas sanitarias preventivas que nuestro sentido de supervivencia nos lo exigía, pero poco nos ocupamos de atender nuestra estabilidad emocional después de la experiencia. Django con la soga al cuello es un western encantador en el que marionetas e intérpretes utilizan el humor, la empatía y la transparencia para comprobarnos que no está mal pedir ayuda cuando se necesita.
Amén de la pertinencia de su historia, la obra destaca por su propuesta estética. La honestidad con la que se construyó la historia de Django y que se exhibe en el propio prólogo con el que abre la puesta, va de la mano con la propuesta visual. Es decir, el Teatro Juan Ruiz de Alarcón se emplea desprovisto de los artilugios que esconden la maquinaria escénica para crear ficción: no usan bambalinas, telones o piernas. Por el contrario, el ejercicio exhibe un esfuerzo para compartir cómo se construye la ficción a través de un circuito cerrado que nos da la posibilidad de acercarnos a las sutilezas de la creación escénica. Así, la propuesta es una invitación detallista y arriesgada para disfrutar desde distintos ángulos los niveles visuales, sonoros y escénicos.
En Django con la soga al cuello trabajan Ana Graham, Antonio Vega, Belén Aguilar, Emmanuel Lapin, Alfredo Veldañez y Mónica García. La composición musical está a cargo de Cristóbal. MarYan y el Foley (actuación del sonido) es llevado a cabo por María Kempf de forma espectacular. La obra, con una duración de 80 minutos, se estrenó en enero y se estará presentando hasta el 2 de marzo, los jueves y viernes a las 20:00horas, sábados a las 19:00 horas y domingos a las 18:00 horas. El costo es de 150 pesos, con descuentos en taquilla del 50% para la comunidad docente y estudiantil de la UNAM y los jueves PUMA de 30 pesos. En línea los boletos pueden adquirirse en el siguiente enlace https://boletoscultura.unam.mx/?search=django