Uno de los propósitos del Colegio de Ciencias y Humanidades es formar ciudadanos críticos y comprometidos con su sociedad, jóvenes que reflexionen sobre su actuar, que empleen la autorregulación y que encuentren en los valores humanísticos la mejor manera de dar solución a diversas problemáticas.
En el último año de estudios, -quinto y sexto semestres-, los estudiantes perfilan el área del conocimiento en que continuarán la licenciatura, para ello, eligen las asignaturas correspondientes, entre éstas se encuentra Filosofía, que de manera obligatoria deben cursar.
Responder a la sociedad
“La educación filosófica en el nivel medio superior tiene el propósito de contribuir a la formación de personas autónomas. De ahí que los aprendizajes filosóficos que logren los adolescentes favorecerán la autorregulación y la autoconstrucción con una actitud crítica que los conduzca a una práctica inicial de un filosofar que responda mejor a los desafíos de la sociedad actual”, se explica en el Plan de Estudios.
Esta formación, en la etapa de la adolescencia, es sin duda relevante, ya que “es una época en la que oscilan entre el dogmatismo y el escepticismo, sin las armas de la tradición filosófica. Su actitud existencial los lleva a desconfiar de los discursos establecidos y, al mismo tiempo, ponen en tela de juicio las instituciones sociales. Paradójicamente reproducen el realismo ingenuo con una actitud acrítica”, afirmó la profesora Virginia Sánchez Rivera, del plantel Vallejo.
Por ello, agregó, cada maestro está llamado a que en la clase de Filosofía se tome el reto de apoyar la construcción de su identidad como ser humano con base en la tradición filosófica que abunda en reflexiones de tipo ontológico, a través de desarrollar o perfeccionar su pensamiento crítico y creativo, para que identifiquen, caractericen y evalúen sus propias ideas.
El alumno, a partir de ello, se describe en el enfoque disciplinario de la asignatura, “descubrirá, fomentará y resignificará sus habilidades y capacidades como ser libre, sensible, creativo, flexible, abierto y plural, a través de la reflexión sobre la responsabilidad, la calidad de vida y el cuidado ético de sí mismo y de los otros”.
Así, a través de leer y producir textos argumentativos, el diálogo con algunos clásicos, que ejemplifican los problemas filosóficos, que son los enigmas del ser humano, capacita para pensar y resolver problemas cotidianos, considera Sánchez Rivera.
