Deportista paralímpica comparte sus experiencias con los alumnos

Diversidad e inclusión

Deportista paralímpica comparte sus experiencias con los alumnos

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Deportista paralímpica comparte sus experiencias con los alumnos

Aunque su vida inició con un diagnóstico de acidosis tubular renal que le generó raquitismo, a la deportista paralímpica Diana Elizabeth Fuentes Mejía nada la limita y a sus 25 años se considera la persona más feliz que puede existir, gracias al deporte que considera su vida y su pasión; una actividad que ama por todo lo que impacta en las personas con discapacidad.

“La paradanza es un granito de arena que como bailarines o profesores aportamos a la humanidad”, explicó a cecehacheros del plantel Vallejo, ante quienes compartió sus experiencias y exhortó a que nunca dejen de hacer las cosas que aman; que disfruten de la vida, “pues que no nos la regalan dos veces”, y a que sean felices y luchen por sus ideales.

“Podemos modificar el destino, nunca se dañen, ni permitan que les dañen en lo físico, emocional y mental; cumplan sus sueños, pero con cuidado, muchas personas están lesionadas por la imprudencia de manejar alcoholizados”, lamentó.

Confesó que, como estudiante, desde la primaria he enfrentado barreras para desplazarse o ser aceptada, pero también he tenido apoyo de personas e instituciones; “quienes vivimos con discapacidad debemos enfrentar la exclusión, pero no somos extraterrestres, los elevadores exclusivos no son privilegio, sino una necesidad”, sentenció la joven, cuyo arte puede verse en la liga: https://bit.ly/3GVOfqA

Diana contó que comenzó en la natación en 2008 y en el 2009 compitió en la Primera Olimpiada Paralímpica de basquetbol y ha obtenido premios a nivel nacional e internacional en paradanza deportiva; representó a Mexico en Bélgica, en 2017, y ha triunfado en este deporte en diversos países como Canadá, China, Alemania y Brasil, entre otros.

“Cuando incursioné en el basquetbol, afloró mi personalidad ruda, pese a la fragilidad de mi cuerpo. Posteriormente, me invitaron a praticar la paradanza deportiva, no me gustó al principio, pero gané cuatro primeros lugares a nivel internacional; en una ocasión obtuve el cuarto y descubrí que es necesario hacer las cosas por amor o gusto y no por el ego de obtener un premio”, relató.

En algún momento le diagnosticaron peligro de morir por paro cardiaco y fue cuando decidió disfrutar y valorar más la vida. “Me daba pena que me vieran en silla de ruedas, luego entendí que esa silla me ha dado el impulso para llegar a donde estoy”; recordó.

Ganadora de un primer lugar en Taiwán, hoy Diana se ha distanciado de los concursos y el deporte, pues su enfermedad es degenerativa y ya no puede llevar el ritmo de practicar de siete de la mañana a seis de la tarde, sin embargo, a raíz de la pandemia decidió dar clases gratuitas de danza en línea y eso la mantiene activa, concluyó para luego recibir un reconocimiento de manos de la maestra Diana Cárdenas.

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