hermenéutica

¿De qué sirve la investigación educativa?

Interpretar el contexto ayuda a comprender el aula y más allá

¿De qué sirve la investigación educativa?
Interpretar el contexto ayuda a comprender el aula y más allá

La hermenéutica puede ser una metodología útil para acercarse a la investigación educativa en el aula, entendida como aquella investigación que generan los propios docentes ante un contexto específico, es decir, lo que acontece en su aula, pensada no sólo como el espacio físico de interacción con los estudiantes, sino como el punto donde ocurre el fenómeno de enseñanza-aprendizaje.

En ello coincidieron Homero Flores, coordinador del Centro de Formación Continua (CFC) del Colegio de Ciencias y Humanidades, e Itzel Casillas, investigadora del Colegio de Pedagogía de la FFyL de la UNAM, invitada a ofrecer una videoconferencia sobre hermenéutica y educación, en el marco del Seminario de Investigación Educativa.

Flores recordó que la investigación educativa en el aula es un término acuñado por él para hablar de la necesidad de que las investigaciones sobre didáctica en el Colegio puedan ser desarrolladas por los propios profesores, en virtud de que muchas veces éstas recaen en estudiantes de posgrado, que no tienen el contacto ni el contexto de lo que ocurre en ella.

Sobre el vínculo de la hermenéutica con la educación y en particular con la investigación educativa que se busca impulsar en el Colegio, Casillas empezó por definir a la hermenéutica y recordó que siguiendo la obra del filósofo canadiense Jean Grondin, ¿Qué es la hermenéutica?, se pueden encontrar tres acepciones, la primera y que es la clásica, es la que la considera como el arte de interpretar textos de carácter bíblico, jurídico y filológico, adquiriendo un sentido normativo.

La segunda es metodológica, que deviene de un planteamiento de universalización de la hermenéutica, donde ya no se trata de comprender los tres tipos de textos de la acepción clásica, sino cualquiera, dándose así la apertura de la hermenéutica hacia una teoría general del arte del comprender.

Detalló que fue con los trabajos del filósofo alemán Wilhelm Dilthey, con quien la hermenéutica se convierte en el fundamento metodológico de lo que en este tiempo conocemos como humanidades y ciencias sociales.

Él presenta la hermenéutica como una teoría de comprensión de la vida y como un método que permite arribar a dicha compresión.

La tercera es la hermenéutica filosófica, que la convierte en filosofía universal de la interpretación,  al afirmar que no sólo es método, pues tiene que ver con el proceso de interpretación, como característica esencial de nuestra existencia.

Para efectos de su exposición, dijo, la hermenéutica es  el arte de la comprensión de los textos, sean escritos, hablados, actuados materializados, en relación con la experiencia de vida del intérprete, en un contexto histórico, social, cultural y de lenguaje particular.

En ese sentido fue que consideró que hablar de investigación educativa en el aula es hacerlo, en general, de la búsqueda de conocimientos relacionados con la educación, los cuales se obtienen directa y únicamente en el aula, donde el texto o sujeto de interpretación hermenéutica no es el alumno por sí sólo, sino todo lo que acontece en el aula y en torno a ella.

La interpretación, entonces, no sería sólo en torno a los jóvenes, como sujetos de la educación, sino a su relación con los docentes y cómo se les va a dar la clase.

Una de las inquietudes expresadas en la charla apuntó hacia cómo aplicaría en los planes y programas de estudio, a lo que respondió que verlos como un objeto de interpretación permitiría saber cómo acercarnos a ellos, cómo hacer nuevos e incluso cómo aplicarlos.

Un asunto que quedó en el tintero, luego de casi dos horas de plática, fue, en ese marco, qué pasa con la evaluación y cómo la está concibiendo el docente, y hasta qué punto sería una incongruencia mantenerla y si hay que reinterpretar para avanzar, se preguntó el maestro Flores.

Al respecto, la ponente comentó que desde un punto de vista hermenéutico, “la evaluación no puede estar disociada de dos preguntas básicas: para qué y por qué evaluamos, lo que nos lleva a cuestionar si se evalúa como una forma de medir, valorar o interpretar conocimientos adquiridos por parte de los alumnos, y coincidió en que es un tema del que hay mucho que decir y requerirá una sesión específica.

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