Adán y Eva han sido expulsados del paraíso celestial sin más que su soledad y desamparo, uno de ellos espera recibir respuesta a una llamada telefónica, pero no lo consigue y su rostro advierte que han sido abandonados y surge la pregunta ¿qué hacer?, que es el hilo conductor del libro Después del exilio (2021), una selección de 15 relatos de la escritora Jazmín García Vázquez.
“Es un libro que habla por sí solo desde la portada, ya que rompe con lo establecido y te propone algo diferente. Tomo estos referentes (Adán y Eva) y los transgredo y ofrezco nuevas versiones: ellos son la representación de todos nosotros, de la humanidad que espera que alguien le conteste, y la actitud derrotada representa como nos sentimos”, expuso.
En la presentación del texto, organizada por el Departamento de Difusión Cultural del CCH y dirigida a los estudiantes de los cinco planteles, la escritora, también ganadora del certamen literario Palabra en el viento, afirmó que el terror y la ciencia ficción, “más allá de llevarnos a mundos lejanos, nos hace aterrizar en este mundo, que es el que urge voltear a ver; lo monstruoso y angustiante está en nosotros, los seres humanos”.
Es por eso que sus textos no son garantía de finales felices o cómodos, “porque creo que eso no es lo que necesitamos para cuestionarnos y despertar; me gusta perturbar al lector, incomodarlo y causarle terror, miedo, angustia, sorpresa; son las escenas impactantes las que nos hacen cuestionarnos y si así de terrible se ve reflejado en un libro así se verá en la vida real”.
De ahí que en todas las historias se hagan las preguntas, ¿qué estamos haciendo?, ¿cómo son nuestros comportamientos, conductas, formas de relacionarnos?, ¿dónde están los verdaderos monstruos, de verdad están debajo de la cama acechando a los niños?, ¿dónde está el verdadero peligro?
Sus cuentos, consideró, son un llamado urgente, una invitación es a ser analíticos, críticos con nosotros mismos, a replantear nuestras conductas desde lo individual o colectivo, como personas o como humanidad, tratar de mejorar y llegar a ese paraíso hipotético, de estar mucho mejor.
A través de estos géneros, expresó la académica, “tengo la oportunidad de cuestionar cómo nos comportamos, hacia dónde va la humanidad y si de verdad hemos evolucionado o sólo evoluciona nuestro entorno y nosotros seguimos teniendo los mismos comportamientos autodestructivos o negativos”.
La ciencia ficción, dijo la ganadora del Premio de Minificción que otorga el Encuentro Nacional de Estudiantes de Lengua y Literatura Hispánicas, no es sólo pensar en el futuro, rompe tiempo y espacio; es una introspección, es analizar el pasado y aterrizarlo en nuestro presente y a partir de eso tratar de analizar hacia qué futuro nos conduce.
Obviamente por medio de la ciencia y la tecnología, pero que también hay que cuestionar cómo se está empleando.
Y el terror, que es uno de sus géneros favoritos, “no sólo se encuentra en lo desconocido, sino que muchas veces cae en lo familiar en lo que nos rodea día a día y en lo cotidiano, pero visto desde otra perspectiva, las personas que nos rodean o los artefactos pueden detonar en situaciones terroríficas (…) no importa las criaturas monstruosas que llegue a imaginar, creo que las acciones más terribles descansan en el ser humano”.
Sobre la actividad de escribir, la también poeta recomendó a los estudiantes estar convencidos de que tienen algo que contar y compartir con los demás, justamente porque poseen una mirada fresca que les permite desentrañar muchas veces la realidad que los adultos ya no hacen. “La originalidad no está en el tema sino en las muchas formas de decirlo, la manera de abordarlo no se agota, atrévanse a cuestionar y transgredir, atrévanse a escribir”.
