Piedad Solís

Piedad Solís, pionera del Colegio

El CCH ha sido un proyecto de vida del que se siente orgullosa

Piedad Solís, pionera del Colegio
El CCH ha sido un proyecto de vida del que se siente orgullosa

Las historias de vida de los docentes fundadores del CCH describen otro México. Como piezas piezas de rompecabezas, van dando forma a la vida de esta institución con relatos llenos de nostalgia, donde fechas y cargos son lo menos importante, lo valioso son las anécdotas que colorean su propia visión de un Colegio que sigue vivo.

“Hemos cambiado, no vemos aquella entrega a la docencia como hace 50 años”, asegura Piedad Solís Mendoza, mientras recuerda que desde muy chica le gustó hablar en público, platicaba con gente mayor y nunca sintió miedo. Disfrutaba los concursos de oratoria y declamación y un día representó a su escuela; “incluso di un discurso en la Alameda Central y recibí muchos aplausos”, agrega emocionada.

Hija de una maestra, leía mucho, y cuando llegó al Colegio se le abrió una gran puerta, “todavía no salíamos del cascarón y ya nos ofrecían ser maestros. Fue la maravilla, un proyecto de vida que seguí y hoy a mis 80 años sigo en activo”, dice orgullosa.

Todo empezó una mañana que vio un pedazo de periódico colgado en los pizarrones de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) que decía: “se solicitan maestros en el Colegio de Ciencias y Humanidades” y pedían habilidad para hablar frente a grupo; “eso ya lo tenía…”, agrega.

 

¿Qué era el CCH?

En 1971 nadie sabía qué era el CCH, ella tampoco, pero no importaba. Quería ser maestra y esa era la oportunidad. Desde el inicio tuvo un paquete de materias, había cuatro turnos y ella impartía en dos de ellos Teoría de la Historia, que después quedó en Historia de México. 

Los alumnos de los primeros años no iban a jugar, su interés por el estudio se contagiaba. Los más jóvenes veían a otros dedicados al estudio y los imitaban. No iban a perder el tiempo. Aquellos alumnos nos respetaban mucho y eran muy dedicados, quizá por la edad.

 

La historia no para

Elegí las humanidades porque son la historia de la vida. La historia es un proceso que no se detiene, aunque a veces pareciera estancado, no es así, la sociedad sigue avanzando. “Las generaciones van cambiando y entiendo que los jóvenes de hoy tienen otra mentalidad. No están de acuerdo con nuestros principios, pero tiene sus valores, aunque no siempre son los deseados”.

A sus estudiantes les pide leer ¿Qué significa ser universitario?, de José Sarukhán, para que sepan lo mucho que les da la Universidad.

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