El análisis representa una ventana para comprender la complejidad del cambio

Cada lugar es único e irrepetible

El análisis representa una ventana para comprender la complejidad del cambio

Cada lugar es único e irrepetible
El análisis representa una ventana para comprender la complejidad del cambio

Todos hemos visto esos hermosos paisajes que aparecen en los rompecabezas. Prestar atención a esas imágenes nos produce placer por su belleza, nos invita a imaginar que algún día viajaremos a esas playas paradisiacas, a esas montañas nevadas, a esos enormes desiertos o a esos pueblos pintorescos.

El paisaje va más allá de una bella imagen de calendario; es el aspecto visible del espacio geográfico y a través de él se pueden observar los componentes naturales y humanos que configuran un lugar o región. Los paisajes nos pueden mostrar el relieve, la vegetación, la hidrografía, las actividades económicas, las construcciones humanas y otros elementos.

Cada lugar tiene un paisaje único e irrepetible, en algunos dominarán las características naturales y en otros las humanas. El paisaje no siempre tiene que ser bello, también podemos encontrar paisajes industriales altamente contaminados o paisajes degradados por la deforestación. Por ello, observar los paisajes resulta fundamental para conocer y analizar el mundo.

La geografía toma al paisaje como una de sus categorías de análisis. Así, las personas especialistas en esta ciencia deben ir directamente a la zona de estudio para observar el paisaje de forma detallada, esto con la intención de descubrir las interrelaciones entre los componentes naturales y humanos que dieron como resultado que ese lugar sea como es.

El paisaje nos muestra, por ejemplo, que en algunas ciudades conviven edificaciones antiguas con modernas, que en otros destacan las cúpulas de los templos mostrando la importancia de la religión, que hay unos poblados con casas coloridas mientras que otros son completamente grises y que incluso difieren sus materiales de construcción y altura. Todas estas diferencias se entremezclan con elementos naturales como el relieve o la vegetación dando como resultado la existencia de una amplia variedad de paisajes.

Los lugares no permanecen inmutables, constantemente se transforman, por lo tanto, su paisaje también lo hace. Las fotografías y las pinturas antiguas son documentos imprescindibles para el estudio histórico del paisaje. Tal es el caso de la obra del pintor José María Velasco (1840-1912), quien plasmó paisajes del Valle de México durante el siglo XIX y que en la actualidad son referencia necesaria para estudiar el proceso de desarrollo histórico de esta región del país.

A través del cine, también podemos conocer muchos paisajes naturales y humanos alrededor del mundo. Gracias a películas como Forrest Gump (1994) hemos visto el Valle de los Monumentos en Arizona, Estados Unidos, o las grandes llanuras de Alabama. En otros casos, los paisajes han servido para representar mundos aparentemente imaginarios, tal es el caso del paisaje volcánico islandés que ha simbolizado planetas ficticios en varios filmes. Otro ejemplo es el paisaje urbano del Bordo de Xochiaca, en el municipio mexiquense de Nezahualcóyotl, que ejemplificó un futuro apocalíptico en la película Elysium (2013).

Observar un paisaje bello o poco agradable debe trascender la experiencia estética y nos debe servir para preguntarnos qué procesos económicos, sociales, naturales, políticos e históricos lo configuraron a lo largo del tiempo. El análisis del paisaje es una ventana para la comprensión del mundo.

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