El proceso de aprendizaje autodidacta, la paciencia de su profesora, el placer de conocer y aprender cosas, las clases de Biología que de niña hacía en el jardín, el juego como parte de la enseñanza, trepar árboles, conocer insectos, hojas, ver las distintas propiedades de las plantas. Ese cúmulo de recuerdos atesora Montserrat Chávez Pérez de su primaria Montessori, quien con ello agradece a los profesores que han dejado huella en su formación.
Hoy, la destacada alumna de cuarto semestre del plantel Sur comenta que, durante la secundaria, disfrutaba mucho las prácticas de Química: “Hicimos experimentos muy complejos, pues contábamos con el material. En el CCH me han gustado las clases de Talleres. El maestro de Matemáticas incluyó en clase algunas demostraciones de los elementos de Euclides; me pareció un tema bonito e importante, además de que vimos teoría de conjuntos”.
También expresa que se ha adaptado muy bien al CCH: “Lo escogí porque considero valioso en la educación, el gusto por aprender y la libertad; sin embargo, es importante que los alumnos aprendan a manejar su libertad, para que no se salga de control. Eso es más profundo que tomar responsabilidades”.
Montserrat, quien planea estudiar la licenciatura de Matemáticas, señala que sus calificaciones han sido un efecto colateral: “Trato de no preocuparme, creo que muchas veces el sistema y la presión por las notas se convierten en un obstáculo para la enseñanza. El aprendizaje real y profundo nace del placer de conocer. Sí tomo en cuenta mi promedio, por el pase y la carrera, pero trato de que no sea mi prioridad”.
Ésta ha sido una época difícil para todos, lamenta: “Mis maestros han hecho lo posible para adaptarse a las clases en línea, igual que nosotros, pero siempre hay problemas; conozco personas que de pronto tiene que encargarse de las tareas de la casa porque alguno de sus familiares ha fallecido o hay problemas económicos y tienen que trabajar”.
Agrega que, en clase virtual, utilizan Teams: “Algunos docentes han tenido problemas con la plataforma, creo que esta situación sí ha perjudicado el aprendizaje; el contacto humano es muy importante. Muchas veces los maestros no tienen idea de cómo responden sus alumnos, es un poco tenso el ambiente, no hay interacción”.
Al referirse a la educación en general, dice que hay mucho por hacer, que alumnos y maestros deben apasionarse por lo que hacen: “En las matemáticas no se le permite al estudiante ver el alcance, la belleza y el goce de aprenderlas, muchas veces se convierte en un castigo, como la biblioteca”.