Dan constancias por asignatura de género

Modalidad piloto

Vivir con empatía y sin violencia, la meta

Modalidad piloto
Vivir con empatía y sin violencia, la meta

El grito desgarrador de una madre que lleva uno, dos… ocho años buscando a su hija, quien salió de su casa y no regresa, llamó irremediablemente la atención del alumnado reunido en la explanada del plantel Oriente para recibir sus constancias tras haber cursado la asignatura de Igualdad de Género, en su modalidad piloto.

“Te busqué y te sigo esperando”, dijo una voz, cuyo monólogo tocó las fibras más sensibles de alumnos, profesores y funcionarios que se conmovieron ante la dramática representación, y reflexionaron en torno a temas que lastiman a todos: las desapariciones forzadas, la violencia de género, la opacidad de las autoridades y la desesperanza individual y familiar.

Después los presentes escucharon las palabras de la directora María Patricia García Pavón, quien felicitó a las y los jóvenes por ser la primera generación en la historia del CCH en cursar una materia orientada a formarlos en un ámbito que contribuye a prevenir la violencia, a sensibilizarlos sobre derechos humanos y a promover la reflexión y el cuestionamiento sobre el papel que, como personas, desempeñamos en el ámbito escolar, familiar y social.

Con este curso, destacó, se está haciendo un proceso de formación acorde con el Modelo Educativo del Colegio, pues las y los alumnos fueron actores, partícipes y gestores del cambio que la escuela, la sociedad y los diferentes espacios de convivencia requieren para reconstruir una comunidad universitaria y una sociedad donde se privilegie la igualdad de género y se erradique la violencia.

En el acto, la alumna Evelyn Monserrat Calderón Piña recordó que en el segundo semestre se le asignó una nueva materia en modalidad piloto llamada Igualdad de Género, pensó que sería otra carga a su vida ocupada, y que por no tener valor curricular no había razón para cursarla.

Sin embargo, dijo, fue una oportunidad para abordar temas tabúes, de urgente visibilización, lo cual sirvió para descubrir un espacio seguro, donde se pudo identificar, entender, aprender de sí misma y de los demás, incluso, para enojarse, reír y llorar; fue una experiencia única, donde se vivió el antes y el después de un proceso que requirió reflexión, conciencia y acción.

En su oportunidad, la profesora Julieta Sierra Mondragón, integrante de la Comisión Interna de Igualdad de Género (CInIG) de ese plantel, agradeció a las personas, a las colectivas de la sociedad civil, al estudiantado de diferentes escuelas y niveles académicos que, con su voz, hicieron visible una problemática tan arraigada e invisible en este país y en la comunidad estudiantil.

Lo que se desea, subrayó, es que los jóvenes vivan y se relacionen con empatía, sin violencia, sin discriminación, en ambientes cordiales, de respeto e igualdad, es lo que se desea. 

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